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Libia, Europa y nosotros

Barack Obama, por lo visto, no tiene interés en mantener un enfrentamiento prolongado con Binyamín Netanyahu. En ese caso, Europa estaría dispuesta a cubrir el vacío dejado por EE.UU en su intento de solucionar el conflicto en Oriente Medio.

Aparentemente, lo que aconteció el sábado 19 de marzo en París, en el Palacio Eliseo no tiene relación con nosotros. Líderes de 22 países se sentaron alrededor de una mesa invitados por el presidente de Francia, y resolvieron cómo instrumentar la decisión del Consejo de Seguridad en lo que concierne a la incursión aérea en Libia.

Pero es muy posible que lo que allí sucedió tendrá repercusiones trascendentales sobre Israel y la política de su gobierno. El hecho de que la cumbre se llevó a cabo en París, es, quizás, toda la historia en un santiamén.

Primeramente, los líderes de los grandes países de Europa decidieron no continuar neutralizando sus acciones y no aguardar un acuerdo de los 27 miembros de la Unión Europa. Ellos saben que ese pacto es, aún después de aceptarse el Tratado de Lisboa, el más bajo común denominador. El mismo, casi siempre, es la prioridad de no hacer nada en lugar de actuar.

El hecho que la cumbre se llevó a cabo en París y no en Bruselas, y que los patéticos líderes de la Unión Europea, Herman Van Rompuy y la baronesa Catherine Ashton se auto obligaron a llegar a la ciudad de las luces, determina que Sarkozy, Cameron y Merkel no están dispuestos a seguir siendo prisioneros de una mayoría irrelevante o en manos de una eterna diplomacia meticulosa que paraliza a Europa desde hace largos años.

Segundo, el hecho que la reunión no se haya realizado en la Avenida Pennsylvania 1600 y que en ese momento el presidente Obama se encontraba de visita en Brasil, señala que el actual gobierno norteamericano no está obsesionado en su voluntad de liderar el mundo. El mismo está dispuesto a que Europa manifieste su propia opinión sin que se sobreentienda de antemano que ésta debe ser similar a la de EE.UU.

El significado de estos hechos, desde nuestro punto de vista, es que EE.UU podría renunciar a guiar los acontecimientos en Oriente Medio. Su exigencia de tres meses adicionales de moratoria en la construcción en los asentamientos, fue denegada por el gobierno de Israel. Hace más de dos años que no hay negociaciones entre Israel y los palestinos, salvo unas cuántas mediaciones insignificantes de George Mitchell. Obama por lo visto, no tiene interés en mantener un enfrentamiento prolongado con Netanyahu. En ese caso, Europa estaría dispuesta a cubrir el vacío dejado por EE.UU en su intento de solucionar el conflicto en nuestra región.

Europa tiene una concepción clara sobre cómo solucionar el problema. Hace ya años que llama a las partes a poner fin al conflicto a través de la creación de dos Estados sobre las bases de las fronteras de 1967, con ajustes mutuos, la división de Jerusalén Oriental, arreglos de seguridad que respondan a las necesidades de ambas partes y una solución humanitaria al problema de los refugiados.

La solución europea, que expresa la postura de la mayoría de los países del mundo acerca del conflicto, coincide con la Iniciativa Árabe, con los parámetros del Presidente Clinton y con la Iniciativa de Ginebra, pero no con la concepción del gobierno de Netanyahu. Este gobierno, que "derrotó" al de Obama y logró supuestamente que se aparte del conflicto en Oriente Medio, podría enfrentarse a Europa, de la cual está mucho más alejado.

Por lo tanto, es preferible que el ejecutivo israelí vuelva a reflexionar acerca de aquellos tres meses de moratoria, que no atentarán en nada contra la orgullosa visión sionista, y trate de llegar a un arreglo frente a un liderazgo más accesible.

Fuente: Israel Hayom - 25.3.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il