El alcalde de la ciudad cisjordana de Belén, Víctor Batarseh, demandó al Gobierno de Israel permitir la llegada de cientos de extranjeros solidarios con el pueblo palestino, convocados por la campaña «Bienvenidos a Palestina».
Batarseh urgió al Ejecutivo de Netanyahu no humillar a los cientos de turistas y activistas internacionales, en su mayoría europeos, que tienen previsto visitar los territorios ocupados del 15 al 21 de abril próximos.
En rueda de prensa en la ciudad de Belén, el funcionario explicó que los foráneos permanecerían casi una semana en Cisjordania en respuesta a una invitación de unas 25 organizaciones palestinas para denunciar el aislamiento que impone Jerusalén.
«Demandamos que nuestros amigos internacionales tengan acceso a Belén... es nuestro derecho dar la bienvenida a nuestros visitantes», señaló en respuesta a la amenaza del gobierno del primer ministro Netanyahu de bloquear la iniciativa.
El ministro de Seguridad Pública de Israel, Itzjak Aharonovich, afirmó que los extranjeros que lleguen al aeropuerto Ben Gurión, en las inmediaciones «serán identificados, sacados de los aviones y se les vetará la entrada».
Además, Aharonovich amenazó con «conducirlos a centros de detención hasta que sean deportados por vía aérea hacia sus países de origen», mientras el portavoz de la policía israelí, Michael Rosenfeld, afirmó que los agentes y fuerzas especiales están en alerta.
Las autoridades están preparándose para el arribo de visitantes e implementando medidas dentro y fuera del aeropuerto, aseveró Ronsenfeld sin abundar más detalles que la coordinación anticipada con aerolíneas extranjeras para tratar de que impidan el abordaje de esas personas.
El programa previsto para los activistas empezará el próximo domingo e incluye trabajo voluntario para ayudar a construir una escuela en Belén, además de un día de recorridos por Hebrón, el Valle del Jordán, Ramallah y Jerusalén.
Debido al control que ejercen las autoridades israelíes, toda persona que desee llegar a Cisjordania debe primero pasar por sus controles fronterizos.
Israel rastreó los sitios web y compiló una lista negra de más de 300 nombres, además de que pidió a las aerolíneas que esas personas no hagan vuelos al país.
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