Una mezcla de cólera, impotencia y llanto desgarrador invadió a decenas de miles de egipcios tras conocer la condena a cadena perpetua al ex presidente Hosni Mubarak y la absolución de sus hijos y oficiales de seguridad.
Desde la norteña ciudad de Alejandría hasta la sureña Aswán, pero con un epicentro cargado de simbolismo en Plaza Tahrir de El Cairo, los inconformes con el veredicto reclamaron sin ambages la pena de muerte para Mubarak y su ex ministro de Interior Habib El-Adli.
Pero si el encarcelamiento de por vida causó indignación, mucha más rabia generó la exculpación de Alaa y Gamal Mubarak, hijos del ex gobernante, y de seis oficiales de alto rango de las fuerzas centrales de seguridad autoras de la represión mortal a opositores.
Al menos 12 egipcios resultaron heridos por reyertas entre simpatizantes y detractores de Mubarak.
Los enfrentamientos se desataron en las afueras de la Academia de Policía de El Cairo, que sirvió de sede al juicio iniciado contra Mubarak y que concluyó con un veredicto considerado histórico, sobre todo por quienes lo aplaudieron.
Pese al significativo despliegue de policías y militares - unos 20 mil según fuentes oficiales -, fueron inevitables los disturbios entre partidarios y opositores que se lanzaron objetos, llegaron al forcejeo cuerpo a cuerpo y tuvieron que ser separados por agentes antimotines.
Los ciudadanos solidarios con las familias de los fallecidos por la represión del anterior gobierno saltaron de júbilo, aunque hubo quienes también mostraron frustración porque esperaban como castigo la pena capital solicitada por la Fiscalía.
En cambio, los seguidores del ex jefe de Estado mostraron su desacuerdo con el fallo y arremetieron contra sus adversarios, al tiempo que exigían limpiar el Poder Judicial, causando 12 lesionados.
El antiguo mandatario egipcio fue hallado culpable de asesinato e intento de asesinato durante las protestas populares de enero del año pasado que forzaron su renuncia, pero quedó absuelto de los cargos de corrupción y enriquecimiento ilícito por los que fue juzgado.
Postrado en una camilla dentro de la jaula que suelen ocupar los acusados en Egipto y con lentes de sol, el ex mandatario mostró mucha parsimonia al escuchar el veredicto.
La sentencia también dictó prisión de por vida para el ex ministro del Interior Habib El-Adli por el mismo delito, pero exoneró a todos los procesados, incluidos los dos hijos de Mubarak, Gamal y Alaa, de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Sin embargo, la Fiscalía General de Egipto ordenó que Gamal y Alaa Mubarak continúen en prisión porque tienen pendiente un juicio por enriquecimiento ilícito con una transacción con un banco, e igual suerte correrá, de momento, el ex jefe de la seguridad del Estado.
La defensa de Mubarak valoró de «desproporcionada» la sentencia y ya anunció que la recurrirá para tratar de exculpar al expolítico de 84 años de edad, el primer líder árabe condenado, en presencia, tras las revueltas populares iniciadas hace más de un año.
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