A principios de este mes las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) derribaron un avión no tripulado de Hezbolá. El diario británico «The Sunday Times» informó que el drone consiguió transmitir en directo imágenes de bases militares israelíes secretas.

El artefacto, que fue lanzado desde Líbano, penetró en el espacio aéreo israelí y permaneció en el aire durante tres horas antes de ser interceptado.

El avión no tripulado cubrió una distancia de 300 kilómetros, y transmitió a tierra imágenes en vivo de los preparativos de Israel para los ejercicios conjuntos con EE.UU.

Según el rotativo inglés, que cita fuentes anónimas, el avión también habría descubierto misiles balísticos, aeropuertos y, probablemente, el reactor nuclear de Dimona.

El informe indica también que la interceptación del avión no tripulado fue fallida, ya que sólo el segundo misil lanzado alcanzó su objetivo.

Pese a todo, después del derribo, el gobierno de Jerusalén, elogió a las Fuerzas de Defensa de Israel por su rápida respuesta ante lo que calificó de violación de su seguridad.

El drone derribado era un aparato moderno iraní del tipo Shahed-129, y estuvo en todo momento dirigido por técnicos de la Guardia Revolucionaria de la República Islámica con la ayuda de Hezbolá, reza el informe.

Esta semana el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se atribuyó la responsabilidad por el vuelo y dijo que el avión fue diseñado y montado por especialistas iraníes en Líbano.

Según Nasrallah, el avión no tripulado fue lanzado en respuesta a lo que calificó de «reiteradas violaciones» de Israel del espacio aéreo libanés desde 2006, y subrayó que el reactor de Dimona fue el objetivo principal de la misión.

«Este vuelo no fue el primero ni será el último, e insistimos en que podemos llegar a cualquier punto de Israel que elijamos», aseguró Nasrallah.

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