Miles de manifestantes que colmaron la Plaza Tahrir en El Cairo, en la segunda manifestación multitudinaria en una semana, prometieron indignados que frustrarían el proyecto de Constitución aprobado por los aliados del presidente Mohammed Mursi, mientras que Egipto parecía encaminarse a un imprevisible enfrentamiento entre grupos de oposición y los islamistas en el gobierno.
Las protestas resaltaron una creciente cohesión en el liderazgo opositor de prominentes políticos liberales y seculares que tratan de dirigir la indignación pública hacia Mursi y los islamistas, un contraste con las protestas acéfalas de jóvenes en la revuelta que derrocó a Mubarak.
La oposición anunció sus planes para intensificar la campaña de protestas callejeras y de desobediencia civil, y posiblemente una marcha hacia el palacio presidencial de Mursi a fin de impedir que convoque a un referendo nacional sobre el proyecto que debe ser aprobado a fin de que entre en vigencia. Los jueces de los altos tribunales anunciaron que podrían negarse a observar cualquier referendo, interpretándolo como inválido.
Si se convoca a un referendo «iremos a su palacio y lo derrocaremos», insistió uno de los manifestantes, Yasser Said, un empresario que dijo que había votado por Mursi en las elecciones presidenciales de mediados de año.
Los islamistas empero también se están preparando para salir a las calles.
Los Hermanos Musulmanes, a quienes representa Mursi, alentaron a sus seguidores a que participen en su propia manifestación. Los islamistas se jactaron de que su gran número de participantes demostrará que el público brinda su respaldo al primer presidente elegido libremente para preparar rápidamente una Constitución y brindarles estabilidad después de casi dos años de turbulencia.
Activistas de los Hermanos Musulmanes distribuyeron volantes al público en varias ciudades a fin de que salgan a las calles y «respalden la sharía (ley islámica) en la Constitución. Varios clérigos musulmanes en sus sermones calificaron a los opositores del presidente como «enemigos de Dios y del Islam».
La crisis que lleva una semana desencadenó enfrentamientos entres los dos bandos con saldo de dos muertos y centenares de heridos. Opositores de Mursi y sus simpatizantes se lanzaron piedras y bombas incendiarias en ciudades como Alejandria y Luxor.
La asamblea dirigida por los islamistas que trabajó el anteproyecto por meses lo aprobó aprsuradamente, en una sesión de 16 horas.
La votación fue súbitamente cambiada para aprobar el anteproyecto antes de la reunión de la Corte Constitucional de Egipto que iba a decidir si disolvía la asamblea.
El anteproyecto será enviado a MUrsi para que decida la fecha de un referendo, posiblemente a mediados de diciembre. El presidente dijo que sus nuevos poderes entrarán en vigencia una vez que el referendo sea aprobado.
Los ciudadanos molestos con Mursi incluso ingresaron a una mezquita en la que el presidente islamista se incorporó a las oraciones del pasado viernes. En su sermón, el imán comparó a Mursi con el profeta Mahoma al decir que éste último había disfrutado de vastos poderes como líder, sentando un precedente para lo que sucede ahora.
«No a la tiranía», gritaron los ahí reunidos, interrumpiendo al clérigo. Mursi subió al podio y dijo a los devotos que él también objetó el lenguaje del imán y que el mandato de un solo hombre contradice el Islam.
La oposición está organizada por varios prominentes políticos liberales, seculares y moderados, entre ellos el defensor de reformas Mohamed El Baradei.
«Estamos decididos a continuar por todos los medios pacíficos, sin importar lo que implique defender nuestros derechos legítimos», dijo El Baradei al público en la Plaza Tahrir, y agregó que «el anteproyecto de Constitución debe ser anulado».
Su aliado, el líder opositor, Hamdeen Sabbahi, prometió que las protestas seguirían hasta que «derroquemos la Constitución».
«La revolución volvió; saldremos victoriosos», aseguró Sabbahi, un político liberal que terminó en un inesperado tercer lugar en las elecciones presidenciales. «Estamos unidos contra los decretos del régimen opresor», agregó.
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