El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, exigió a la Autoridad Palestina (AP) tomar todas las medidas necesarias para controlar la situación sobre el terreno en Cisjordania, donde se suceden las violentas manifestaciones.Según un comunicado difundido por la oficina del primer ministro, «Israel transmitió a la Autoridad Palestina que adopte las medidas necesarias para calmar la situación sobre el terreno».
En concreto, según informó el diario israelí «The Jerusalem Post» citando fuentes gubernamentales, Netanyahu trasladadó su exigencia de aminorar las tensiones por medio de su asesor para las negociaciones con los palestinos, Itzjak Moljo.
La nota agregó que el mensaje fue transmitido por Moljo y precisó que Netanyahu también ordenó al ministerio de Finanzas, Yuval Steinitz, liberar los fondos correspondiente al mes de enero que colecta para la AP en concepto de aduanas y que mantenía retenidos.
El mensaje fue enviado poco después de que se registraran choques en distintos puntos de Cisjordania, en particular en las últimas horas, en reacción a la muerte del recluso Arafat Jaradat en la prisión israelí de Meguido.
Las ciudades de Hebrón o Ramallah, donde se concentraron cerca de 2.000 personas, fueron escenario de nuevas manifestaciones de ira y solidaridad por parte de la población palestina con la situación de los prisioneros en cárceles israelíes.
Además, se tiene constancia de enfrentamientos en Beit Ummar, el campo de refugiados de Al Arrub y la ciudad de Tulkarem, donde los soldados arrojaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras. En Gaza, bajo el control de Hamás, también se registraron manifestaciones de protesta por la muerte de Jadarat.
Unos 4.500 presos palestinos en todo Israel rechazaron comer protesta por el fallecimiento de Jaradat.
«Los presos rechazaron recibir las tres comidas correspondientes a la jornada como parte de una protesta solidaria por lo que sucedió en Meguido», confirmó la portavoz del Servicio de Prisiones israelí, Siván Weizman.
Según autoridades israelíes, Jaradat (30) murió a consecuencia de un paro cardíaco tras no superar los intentos de reanimación que se le practicaron en el centro penitenciario.
El primer ministro de la AP, Salam Fayyad, instó a que se investiguen las «verdaderas circunstancias» de la muerte del preso palestino y responsabilizó a Israel del fallecimiento del recluso bajo su custodia.
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