El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, se mostró a favor de una intervención en Siria mediante la ONU y descartó que haya divisiones entre los países árabes respecto a la última resolución sobre el conflicto sirio.

«Lo que pedimos es que la intervención sea mediante Naciones Unidas», aseguró Al Arabi en una rueda de prensa en la que destacó la resolución emitida tras la cumbre de ministros de Exteriores árabes.

En dicha resolución los jefes de la diplomacia árabes no hicieron alusión a la intervención militar reclamada por Estados Unidos, si bien solicitaron a la ONU y a la comunidad internacional que asuman su responsabilidad para tomar las medidas disuasorias necesarias contra los autores del ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto cerca de Damasco.

«La ONU y la comunidad internacional deben asumir sus responsabilidades conforme a la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional mediante la adopción de las medidas disuasorias necesarias tras el ataque químico del pasado 21 de agosto», señala el documento en el que la organización eludió cualquier postura clara sobre la intervención militar a la que se refirió el presidente norteamericano Barack Obama.

La resolución de la Liga Árabe culpó del ataque al régimen de Assad y aseguró que sus responsables deben ser juzgados por «crímenes de guerra». Pero la deliberación está lejos de la demanda de las monarquías del Golfo Pérsico, favorables a un respaldo explícito a la intervención militar internacional.

El esfuerzo diplomático de Arabia Saudita fue enorme. Su mensaje, lanzado en el encuentro, fue que rechazar el ataque con la excusa de que se trata de «una intervención extranjera» no es aceptable. «Oponerse a la acción internacional sólo puede servir de incentivo para que el régimen de Damasco continúe cometiendo sus crímenes y usando las armas de destrucción masiva», manifestó el canciller saudita, Saud al-Faisal, durante la reunión.

«Llegó el momento de pedir a la comunidad internacional que asuma su responsabilidad y tome medidas disuasorias que pongan fin a la tragedia», añadió Al Faisal y llamó a los países árabes a apoyar las demandas de la oposición siria y a la intervención militar internacional que el presidente Obama someterá a la autorización del Congreso. De hecho, Al Faisal exigió que no se compare el posible ataque con las intervenciones en Irak o Afganistán. «No habrá tropas terrestres. Sólo serán ataques con misiles», explicó.

En su alocución, el presidente de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Yarba, pidió a los países árabes que eviten que «el ejército de un asesino que usa a sicarios y mercenarios mate a un pueblo desarmado. Estoy aquí ante ustedes para apelar a los sentimientos fraternales y humanitarios y solicitarles que apoyen la operación internacional contra la destructiva máquina de guerra del régimen de Assad», agregó.

Pero lejos del entusiasmo de Arabia Saudita y Qatar, enfrentados en asuntos como el golpe de Estado en Egipto pero aliados en la necesidad de una acción internacional en Siria, hay un importante bloque de miembros de la Liga Árabe que rechazan la injerencia extranjera, como Irak, Argelia, Túnez, Líbano y Egipto.

En su discurso, el ministro de Exteriores egipcio, Nabil Fahmi, recalcó su oposición a una acción militar extranjera en Siria a pesar de criticar al régimen de Assad.

Jordania, por su parte, insistió en que no participará en una guerra contra Siria. «Jordania no tomará parte en una guerra contra Siria, porque no será una plataforma ni terrestre ni aérea para cualquier ataque sobre ese país», afirmó el primer ministro jordano, Abdalullah Ensur, en una reunión con el Consejo Supremo de Defensa Civil, citado por el diario israelí «Haaretz».

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