El ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, rechazó los términos utilizados por el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, que calificó de «cinismo e hipocresía» el discurso del presidente de la República Islámica, Hassan Rohani, ante la Asamblea General de la ONU.

«Una diplomacia sonriente es mucho mejor que amenazar todo el tiempo», afirmó Zarif en una entrevista al canal de televisión norteamericano ABC News.

Las afirmaciones de Zarif se produjeron en reacción a los comentarios de Netanyahu, quien afirmó minutos antes de iniciar su viaje a EE.UU, que en el encuentro que mantendrá con el presidente Barack Obama, dirá «la verdad que se esconde en las dulces conversaciones y el ímpetu de las sonrisas» de Irán.

Por otro lado, el presidente de la Comisión de Exteriores y Seguridad del Parlamento israelí, Avigdor Liberman, alegó el que «el objetivo principal de Irán sigue siendo construir una bomba atómica».

Interrogado sobre ese asunto, Zarif criticó a las autoridades israelíes. «Cuánto tiempo pasó?, ¿veintidós años? Hace veintidós años que los dirigentes de Israel vienen diciendo que dentro de medio año conseguiremos armas nucleares. Y actualmente siguen diciendo lo mismo. No buscamos armas nucleares, así que no estamos ni a seis meses, ni a seis años ni a sesenta años de conseguirlas».

En otra parte de sus declaraciones, el jefe de la diplomacia iraní subrayó que «Irán está preparado para empezar a dialogar» sobre su programa nuclear, sin embargo, reiteró que «nuestro derecho a enriquecer uranio no es negociable».

Zarif aprovechó la entrevista para explicar que las declaraciones aparecidas en la página oficial del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, en las que se tacha el Holocausto judío de «mito», fueron mal traducidas.

El canciller se refirió a un texto que reza: «(...) el mito de la masacre de los judíos conocido como el Holocausto». En este sentido, Zarif aseguró que «el Holocausto no es un mito» y que el líder supremo de Irán «rechaza y condena el asesinato de inocentes, ya sea en la Alemania Nazi o en Palestina».

«Este es el problema que sucede cuando se traduce algo del persa al inglés; se pierde parte del significado. Es algo que ya pasó varias veces, por desgracia», argumentó.

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