La Casa Blanca transmitió al Gobierno israelí su malestar por la neutralidad de Jerusalén ante la reciente incorporación de Crimea a Rusia, informó el diario «Haaretz» citando a fuentes de ambas capitales.
Según el periódico, para evitar malentendidos con su principal aliado, Israel somete todas las actividades en el marco de la cooperación con Rusia a la aprobación del Ejecutivo, que dejó claro en más de una ocasión que no quiere problemas con Occidente ni con Rusia por un asunto que no le atañe directamente.
«Altos cargos de la Administración Obama expresaron su gran decepción en particular por el hecho de que el Gobierno israelí ponga al mismo nivel su relación con Estados Unidos que con Rusia», señaló el rotativo.
Pero lo que causó especial irritación en Washington fue la ausencia de la delegación israelí en la votación sobre Crimea celebrada a finales de marzo en la Asamblea General de la ONU, agregó el medio.
El propio Estado judío explicó la no participación en la votación por una huelga que los trabajadores del ministerio de Exteriores israelí declararon para exigir el aumento de sus salarios.
«La huelga se convirtió en una solución elegante de nuestro dilema, aunque de no ser por ella, existía una buena posibilidad de que Israel no votara como Estados Unidos sobre ese asunto», afirmó a Haaretz una fuente del Gobierno israelí que prefirió el anonimato.
El pasado 27 de marzo la Asamblea General de la ONU declaró «inválida» la secesión de Crimea y Sebastopol de Ucrania y su incorporación a la Federación Rusa. La resolución correspondiente fue aprobada por 100 votos a favor, 11 en contra y 58 abstenciones.
El ministerio de Exteriores de Rusia calificó de «contraproducente» el documento y advirtió de que «sólo dificultará la resolución de la crisis política en Ucrania».
La cancillería rusa denunció asimismo la «presión descarada, con chantaje político y amenazas económicas incluidas», a la que fueron sometidos varios países miembros de la ONU para lograr que apoyaran la resolución.
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