El influyente periódico turco, "Zaman Today", difundió que el premier de Turquía, Recep Tayyip Erdogán (foto), exige una disculpa de parte del presidente armenio, Serzh Sargsyan, por haber "instado a estudiantes armenios a ocupar la parte oriental de Turquía".
Según trascendió, Sargsyan, ante la pregunta de un estudiante si "Armenia iba a tratar de recuperar sus "territorios occidentales", junto con el Monte Ararat (que hoy en día forman parte de Turquía), habría respondido: "Depende de ti y de tu generación. Yo creo que mi generación cumplió con sus obligaciones. Cuando, en los principios de la década de los '90, tuvimos que defender nuestra Madre Patria - Karabaj - de los enemigos, no titubeamos. No digo ésto para hacer sentir incómodo a nadie. Mi punto es que cada generación tiene sus obligaciones y las debe cumplir con honor".
La actitud de Erdogán no hace más que recalcar las inevitables comparaciones históricas entre el pueblo judío y el armenio, que tienen tanto en común: un idioma y una religión propias, países pequeños y una gran diáspora.
Ahora, parecen compartir un adversario en común que exige de ambos países algo ridículo, cuando en realidad, los hechos históricos indican lo contrario.
La historia es imborrable
Wikileaks acaba de publicar un cable proveniente del Consulado de EE.UU en Estambul con fecha 12 de julio de 2004 según el cual la admision del genocidio armenio por parte de Turquía es un obstáculo importante para la reconciliacion entre Armenia y Turquía y destacando la politica oficial turca de negar acceso a los archivos a fin de ocultar toda evidencia de su rol en dicho genocidio.
No obstante, se cree que la diáspora armenia posee suficiente documentación que corrobora los planes turcos de asesinar a más de un millón de armenios entre 1915-16.
Según dicho cable diplomático, los investigadores creen que Turquía está implementando una clara política cuya meta es la de borrar los archivos incriminadores.
En 1991, un grupo de militares turcos alertaron sobre un intento de robo de documentos relacionados al genocidio, mientras que otra intención de robo se habría producido cuando Turgut Ozal, el otrora presidente de Turquía, anunció su intención de abrir los archivos.
El intento de borrar la historia es una estratagema fútil. De todos modos, muchos factores se sienten irritados ante esta política obstructiva, ya que quisieran poder tener libre acceso a dicha documentación.
Esta actitud turca, llama poderosamente la atención y requiere una aclaración oficial. Sin ese paso, será imposible solucionar el problema cardinal de la reapertura de las fronteras entre Armenia y Turquía y la normalización entre ambos países.
Dos pueblos que comparten muchas cosas en común
El 25 de julio pasado, el viceministro de Exteriores de Israel, Danny Ayalón, llamó a su homólogo armenio, Arman Kirakossian, y le agradeció la relación de amistad entre ambos países, destacando los fuertes lazos históricos y similitudes culturales entre ambos pueblos.
Ayalón puso hincapié en la importancia para Israel del fortalecimiento de las relaciones diplomáticas y la cooperación económica con Armenia y expresó su deseo de visitar Erevan, al mismo tiempo que invitó a Kirakossian a Jerusalén.
Ayalón recalcó la especial sensibilidad que Israel, como Estado judío, siente con respecto al genocidio armenio.
Finalmente, el vice-canciller israelí señaló que Israel apoya los esfuerzos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) del grupo de Minsk, para lograr una solución negociada en el conflicto de Nagorno-Karabaj.