Madonna es una practicante devota de la cabalá, una variante mística del judaísmo, y recientemente se unió a otros muchos fieles en la conmemoración de Yom Kipur (Día del Perdón), el día más sagrado del calendario judío.
Sin embargo, hasta en estos eventos la cantante disfrutó de un estatus especial, ya que los asistentes tuvieron que retrasar la ceremonia hasta que la diva hiciera acto de presencia.
«Madonna llegó la última a la reunión, y justo después dio comienzo el rezo. Parece que todos estaban esperando a que llegara ella, que entró a la sinagoga por la puerta de atrás acompañada de su hija Lourdes y de su novio Brahim», informó el diario «New York Post».
Aunque la mayoría de los asistentes vestían ropas de color blanco o en tonalidades crema, la artista lució un llamativo chándal de color violeta y cubrió parte de su rostro con una gorra.
Durante el oficio, Madonna se sentó en primera fila y se cerró en sí misma para meditar, ignorando a otras celebridades, como la diseñadora Donna Karan, que se sentaban a su lado.
«Ella se aisló completamente y parecía muy concentrada en las oraciones de Yom Kipur. Se nota que es la reina de la cabalá en el círculo de la alta sociedad», explicó la misma fuente.
La reina del pop siempre hizo referencia al mundo de las religiones tanto en su trabajo como en sus frecuentes declaraciones polémicas.
De hecho, recientemente se vio obligada a dar explicaciones por calificar al presidente norteamericano, Barack Obama, de «negro musulmán» durante uno de sus últimos conciertos.
«Estaba siendo irónica, ya sé que el presidente no es musulmán sino cristiano. Estaba hablando de la tolerancia religiosa y la referencia se sacó de contexto. De todas formas, conozco a mucha gente que es musulmana, y no habría ningún problema si Obama lo fuera también», explicó.
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