Miles de hogueras y varios incendios llenaron de luz la noche de Israel en medio de la alegría por la festividad judía de Lag Baomer.
Las altas temperaturas y el fuerte viento oriental no colaboraron con las celebraciones. Tanto la policía como el cuerpo de bomberos pasaron la noche en total estado de alerta e informaron sobre por lo menos una docena incendios en todo el país, El más fuerte de ellos, que ya fue controlado, se produjo en la zona industrial de la ciudad de Natanya. Otros de menor grado se produjeron en Yaffo, Hadera y Lod.
El centro de la celebración fue esta noche el Monte Merón, junto a Safed, la ciudad de la Alta Galilea cuna de la Cabalá, la interpretación mística del judaísmo, pero los fuegos y festejos se extendieron por todo el país, incluso entre la población laica.
Desde el ocaso de ayer y hasta la puesta del sol de hoy, domingo, se espera que llegarán al Monte Merón más de medio millón de judíos observantes para participar junto a sus hijos de tres años en un ritual por el que les cortan el pelo para hacerles las «peot», las largas patillas.
La festividad es seguida también por nacionalistas religiosos judíos y laicos en una jornada que conmemora varias efemérides.
La primera es la muerte de Shimón Bar Yojai, el importante rabino del siglo I de la era cristiana al que se atribuye la autoría del Zohar, la obra clave de la Cabalá, si bien los académicos creen que en realidad la escribió el filósofo sefardí Moisés de León.
La segunda que, según el Talmud, la fecha marca el fin de una plaga que mató a 24.000 alumnos de Rabí Akiva, del que Bar Yojai era el principal discípulo y uno de los únicos cinco que sobrevivió.
Lag Baomer, acrónimo del día número 33 de la Cuenta del Omer, significa el proceso de degradación espiritual que sufrió el pueblo judío durante siete semanas previas a la entrega de la Torá, que se conmemora en la festividad de Shavuot.
Muchos conmemoran con hogueras la revuelta de los judíos encabezada por Bar Cojbá contra los intentos del emperador Adriano de convertir a Jerusalén en una ciudad romana y reconstruir el Templo judío para dedicarlo a los dioses paganos.
Esta sublevación no prosperó, aunque los hebreos consiguieron expulsar a los romanos de numerosas ciudades e incluso tomar Jerusalén, por lo que es considerada símbolo de la lucha por la libertad.
En Jerusalén, los barrios religiosos se llenaron de ritmos y hogueras, y cientos de ultraortodoxos se concentraron en la tumba de Shimón Hatzdik, en el barrio árabe de Sheij Yarrah, así como en torno a hogueras en Mea Shearim.
Pese a su carácter religioso, la fecha también se convirtió para muchos ciudadanos laicos en una excusa para encender hogueras o hacer asados al aire libre - aprovechando el feriado escolar - que llenan de humo y olor a quemado las plazas y parques del país.
Este año la noche festividad se produjo en sábado, y numerosos rabinos exhortaron a las autoridades educativas - pues hasta la secundaria los escolares participan en hogueras junto a sus padres en los colegios - a retrasar en un día el encendido de las mismas para no violar las reglas sabáticas.
«Para mí, Lag Baomer representa la victoria de Bar Cojbá y el encendido de las hogueras, un momento de fiesta y gran alegría», declaró a Yonatán Kerencovich, estudiante de 15 años al encender con sus amigos una hoguera en Jerusalén.
Este adolescente lleva desde hace tres semanas recogiendo madera de muebles viejos, así como ramas y maleza a fin de lograr obtener «una hoguera que dure hasta el amanecer».
Notas relacionadas:
Lag Baomer - Fiesta atípica
Arcos y flechas