El Muro de los Lamentos en Jerusalén se convirtió esta mañana en centro de protesta. Los rezos se llevaron a cabo acompañados de empujones, lanzamiento de objetos y enfrentamientos entre ultraortodoxos - mujeres y hombres - y la organización «Mujeres del Muro», que representa a otras corrientes del judaísmo.
Crispación, tres detenidos por alterar el orden y agredir a policías, mujeres contra mujeres y mucha tensión entre las corrientes judías fue el balance de este viernes que a media mañana recuperó la calma.
Tras la reciente sentencia de un Tribunal de Magistratura de Jerusalén que les otorgó el derecho a rezar como les parezca en la explanada de ese lugar religioso, alrededor de 200 mujeres, lideradas por rabinas y diputadas, se presentarón a primera hora de la mañana con motivo del inicio del mes hebreo de Siván. Lo hicieron ataviadas con talit, kipá y tefilim, símbolos judíos usados tradicionalmente por varones ortodoxos.
La policía les permitió rezar libremente de acuerdo con las instrucciones de la Justicia, siendo objeto de la ira de manifestantes movilizados para protestar contra ellas.
Siguiendo el llamamiento de destacados rabinos ultraortodoxos, miles de estudiantes de dicha línea judaica llegaron al muro para rezar y reivindicar «la defensa de los valores». «No permitiremos provocaciones y la profanación de este lugar tan sagrado», dijeron.
Algunos ultraortodoxos no se limitaron a los gritos y lanzaron vasos de agua y bolsas de basura en protesta contra la acción del grupo de mujeres que incluyó reformistas, conservadoras e incluso ortodoxas.
La policía protegió la llegada, rezo y salida de las «Mujeres del Muro». Al irse, algunos ultraortodoxos lanzaron piedras contra sus autobuses. Tras los incidentes, el jefe del cuerpo policial en Jerusalén, Yossi Pariente, declaró a los medios que «no hay heridos, pero es doloroso ver al Muro de los Lamentos transformarse en un campo de batalla, en vez de en un lugar sagrado para la oración. Espero que de cara al inicio del próximo mes hebreo haya un acuerdo entre las partes».
La líder del grupo, Anat Hoffman, destacó que «hoy hicimos un rezo histórico, pero es una lástima que algunos mostraron su intolerancia».
Hasta la consecución de un acuerdo que satisfaga a unos y calme a otros, el último vestigio del Segundo Templo seguirá siendo algo más que un escenario de enorme carga religiosa e histórica.
En una entrevista con la radio militar, «Galei Tzáhal», el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, llamó a la calma e instó a las partes a reunirse para tratar el asunto».
«Sólo de común acuerdo mujeres y hombres de todas las corrientes del judaísmo, podrán rezar juntos en el muro sin tensiones y con la calma, la tolerancia y el respeto que merece el lugar», agregó.
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