Rochus Misch fue una de las últimas personas que abandonó el búnker de Hitler, el 2 de mayo de 1945, dos días después del suicidio del dictador nazi, que se quitó la vida junto con su esposa, Eva Braun.
Misch, el último testigo que quedaba de las horas finales del líder nazi, falleció el pasado jueves en Berlín a los 96 años, aunque su muerte se conoció recién ayer viernes, según informó el diario israelí «Haaretz».
Misch declaró siempre que no sabía nada sobre el asesinato de millones de judíos y que Hitler nunca habló de ese tema en su presencia.
Nacido en julio de 1917 en Schalkowitz, ciudad que hoy pertenece a Polonia, Misch se alistó a los 20 años a las SS y pasó a integrar la Leibstandarte SS Adolf Hitler, la unidad creada para servir como protección personal del dictador nazi.
«Era anticomunista, quería proteger a Europa contra Stalin», había declarado Misch en varias entrevistas, en las que también proclamó su fidelidad a Hitler, a quien llamaba «jefe», aunque puntualizaba: «Me inscribí en la guerra contra el bolchevismo, no por Hitler», a quien describió como «un hombre muy normal. No era ningún monstruo».
Junto con Johannes Hentschel, otro de los SS asignado al servicio personal de Hitler, fallecido en 1982, acompañó al dictador nazi a todas partes, tanto a su retiro en los Alpes, como a la llamada «Guarida del Lobo» y, finalmente, al búnker donde el dictador vivió sus últimos días, mientras las tropas soviéticas culminaban su conquista de Berlín.
«Éramos las personas que trabajábamos más cerca de él. Hitler nunca estaba sin nosotros, ni de día ni de noche», afirmó.
Después de la rendición de Alemania, el 7 de mayo de 1945, Misch fue llevado prisionero a la Unión Soviética donde pasó los siguientes nueve años.
Recién en 1954 pudo regresar a Berlín, donde se reunió con su esposa, con la que se casó en 1942.
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