El Dr. Daniel Varga (46), de Montevideo, ex alumno de la Escuela Integral Hebreo Uruguaya - donde cursó primaria, pasando luego en secundaria a un liceo público - , llegó a Israel en 1990, tras haber estudiado dos años de Arquitectura en Uruguay. En la Universidad Ben Gurión de Beer Sheva obtuvo su primer título, el MA y el Doctorado en Historia y Arqueología.
Hasta hace tres años vivió en Beer Sheva y de allí se mudó a la ciudad de Netivot, también en el sur del país. En 1994 comenzó a trabajar en la Autoridad de Antigüedades de Israel, lo cual significa que lleva ya dos décadas trabajando en arqueología.
Hoy en día es el Asistente Científico del Distrito Sur, o sea que tiene la responsabilidad de asesorar y enseñar a arqueólogos jóvenes, lo cual incluye leer y corregir sus publicaciones antes de ser publicadas. A su vez, claro está, escribe sobre sus propias excavaciones. Y tantos años después de haber comenzado a excavar, no pierde el entusiasmo.
- Daniel, me causó especial alegría cuando hace poco, al recibir un comunicado de la Autoridad de Antigüedades de Israel sobre el descubrimiento de una iglesia bizantina en el sur del país, aparecía tu nombre como Director de las excavaciones. La camiseta siempre tira y ahí se estaba destacando un arqueólogo uruguayo-israelí.
- Muchas gracias Ana.
- Comencemos pues por el principio, aunque con un arqueólogo, eso se remonta a mucho tiempo atrás. Después de haber estudiado sólo un tiempo Arquitectura y decidir que eso no es lo tuyo, llegaste a Israel y era el lugar apropiado para la arqueología ¿verdad?
- Así es. A mí siempre me gustó la historia y la arqueología, y cuando llegué a Israel me dije que era el momento indicado para dedicarme a lo que siempre me gustó. Fui muy afortunado de poder hacerlo y empecé de un comienzo, de cero a estudiar arqueología e historia.
- ¿Tienes claro por qué te gusta la arqueología?
- Siempre me atrajo, desde que era niño. Mi familia, sobre todo por parte de mi padre, era mucho de leer sobre todo historia, historia del pueblo judío e historia en general. Lo que pasa es que en Uruguay no hay campo para eso, es más bien como hobby, trabajas y en tu tiempo libre lo haces, mientras que en Israel podía dedicarme a ese campo y mantenerme con una profesión que a mí me gusta.
- ¿Cuál es el atractivo de ese trabajo? ¿Quizás sientes que al hallar objetos que datan de tantos siglos y milenios hacia atrás, estás dando vida al pasado?
- Te diría que la diferencia entre la historia y la arqueología es que la arqueología viene a ser la historia cultural de la raza humana, el material que nos dejó. Cuando realizo una excavación y encuentro una edificación y además útiles, cerámicas, vidrios, el material que utilizaban, vasijas que hicieron, tengo claro que estudio los vestigios que esas personas dejaron. Son pruebas de primera índole. Cuando leo historia, leo lo que una persona relató sobre algo que vio, que él dice que sucedió; no es exactamente lo mismo. A mí me gusta mucho leer historia y leo hasta en latín, pero no es lo mismo. De todos modos, una complementa la otra.
- Siempre pensé que en arqueología, quizás casi puedes sentir que te acercas a la gente que vivía donde excavas; que puedes en cierta forma verla.
- Es que tienes que imaginar cómo era porque si no, no se puede. Tú haces un trabajo técnico de excavación, sacas los hallazgos y escribes un reporte, pero si no tratas de imaginar cómo era la vida, cómo funcionaba, no sirve. Yo, por ejemplo, excavé una prensa de vino y tenía que imaginarme cómo la gente trabajaba, cuál era la organización social, quiénes se dedicaban a hacer el vino, a distribuirlo. Y ahora con este nuevo descubrimiento de la iglesia, es lo mismo. Te acerca mucho a la gente del pasado.
- A veces me pregunto en qué momento de la excavación uno siente que el cuadro está completo. Mi sensación es que siempre se puede tener la duda de cuánto más hay por descubrir y que quizás lo mucho que uno halló es sólo la punta del iceberg. ¿Cómo se maniobra entre el ir entendiendo el marco general de lo que se va hallando y la duda de cuánto más hay que pueda quizás cambiar algo de modo significativo?
- Son dos preguntas distintas. La primera depende de muchas variantes; depende de qué tipo de excavación es; hay cosas que son muy sencillas que enseguida te das cuenta qué estás excavando y hay cosas que, de repente, hasta que no llegas al final de la excavación no sabés lo que estuviste excavando. Eso depende también de la experiencia del arqueólogo. Y esto se une a tu segunda pregunta porque, por ejemplo, hay excavaciones, sobre todo excavaciones de salvataje, donde tú puedes excavar un territorio de 30 metros, pero existe muchísimo más. Hay veces que abres ese terreno, excavas y es como que excavaras una pequeña piedrita del mosaico. Cuando terminas no estás seguro qué excavaste. Eso suele pasar, pero sucede sobre todo en excavaciones de salvataje. Ahora, por ejemplo, con esta excavación de la iglesia, sé que la iglesia no es sólo lo que hay en el sitio; sé que a los cuatro costados hay otras edificaciones por descubrir, otras casas, pero no voy a saber qué hay y eso pasa mucho.
- Expliquemos al lector, que no conoce el tema, esto de las «excavaciones de salvataje» y cuán comunes son.
- En Israel son muy comunes y en Europa también. No es tan concentrado como en Israel pero hay en Turquía, en Italia, en Inglaterra, entre otros países. Nosotros tenemos un mapeo de cuáles son las áreas en las que sabemos que hay restos arqueológicos o que es muy probable que los haya y entonces, en esas zonas, cualquier persona o institución que planee construir algo, sea gubernamental o privada, necesita un permiso para hacerlo. Entre las organizaciones a las que tienen que ir a pedir autorización estamos nosotros, la Autoridad de Antigüedades de Israel. Y damos el permiso a condición de que se haga previamente una excavación de salvataje, para no arruinar antigüedades. Es que a veces se encuentra algo que luego se libera, pero también sucede también que lo que se encuentra es algo de importancia. Entonces, quien quiere construir tiene que cambiar los planes para no destruir lo que hay abajo.
- Por ejemplo, en la iglesia bizantina que has descubierto ahora ¿qué pasa con lo hallado?
- Donde estoy excavando ahora, donde está la iglesia, va a haber un parque arriba y no van a haber construcciones. Los mosaicos de todas maneras hay que sacarlos para curarlos en los talleres en Jerusalén. El edificio en sí lo vamos a cubrir de una manera controlada, para que quede protegido. Y si en el futuro llega a haber presupuesto el Consejo Regional, se puede sacar de vuelta la tierra y mostrar el lugar. Pero todo depende también de que haya alguna entidad que pueda pagar el desarrollo y el mantenimiento del lugar porque sería irresponsable dejarlo al aire libre.
- Estimo que la apreciación de si lo que encuentras es importante o no es cuestión de evaluación del arqueólogo, pero ésto no es una ciencia exacta. ¿Es así o hay cosas en que realmente va a haber consenso?
- Sí y no. Por ejemplo, en esta iglesia. Hay muchas iglesias en Israel que se excavaron de la época bizantina; ahora, esta iglesia, es más grande de lo que pensamos, son más de 30 metros de largo por 15 de ancho y tiene mosaicos muy ricos que no cualquier iglesia tiene. Tú me preguntabas desde un punto de vista histórico, pues te diré que en la iglesia hay varias inscripciones y en una de ellas aparecen personas de altos grados, aparece un Obispo de la ciudad de Ashkelón.
- Cuándo dices «aparece» ¿a qué te refieres?
- Aparece el nombre. La inscripción grande, la central, dice Jesús, María, Gabriel y después una frase en honor a ellos, y luego aparecen los nombres, desde el obispo hasta el cura que eran quienes estaban encargados de la región. El obispo que figura ahí es una persona llamada Leoncio que aparece como obispo de Ashkelón, que es la ciudad grande más cercana a esa iglesia y que es una persona conocida de las fuentes históricas. Ese obispo participó en conferencias de la iglesia en Constantinopla; entonces es otra confirmación, otra parte de un rompecabezas; por lo menos una persona conocida históricamente.
- ¿Hay lugares de importancia arqueológica que te impacten en especial?
- Hay un lugar que pese a que no es a lo que me dedico desde el punto de vista arqueológico e histórico, a la época romana y bizantina, me impresiona mucho siempre. Se trata de Tel Lajish. Es que es algo muy parecido a Masada. Allí están las rampas que hicieron los asirios para conquistar la ciudad y es un lugar único en el sentido que tienes la arqueología que lo demuestra, tienes la rampa y también la rampa que hicieron los defensores del lugar para defenderse, para fortalecer el muro. Y tenemos la Biblia que cuenta sobre la caída de Lajish, que fue antes de que los asirios llegaran a Jerusalén.
- Se unen las fuentes con lo que hallan en el terreno...
- Claro. Y está también lo más interesante que es lo que los asirios mismos cuentan que está en paneles - que los alemanes sacaron de la capital asiria, Ninive, y están ahora en Berlín. En uno, el rey asirio por medio de dibujos, de pictogramas, muestra la campaña militar y en uno de esos dibujos está la conquista de Lajish donde se ve a los soldados asirios atacando y después se ve a la población de Lajish prisionera a la que los asirios se llevan a Ninive. Y en ese dibujo se ve la rampa que pude ver en el sitio. O sea que lo más impresionante, para mí, es cuando puedo ver el material arqueológico junto con las fuentes históricas.
- Se complementan, digamos. Tú hablas de los asirios y de Lajish con absoluta naturalidad, pero recordemos para todos el año al que haces referencia y de qué guerras de los asirios estamos hablando…
- Los asirios cuando estaban por conquistar el reino de Judea. Hablo del año 701 aC.
- Daniel, una pregunta poco «seria», pero todos tenemos nuestras fantasías y sueños. ¿Te gustaría tener la máquina del tiempo y lograr llegar al pasado que ha dejado los vestigios que encuentras hoy?
- Hay lugares que tienen importancia y que le interesaría a cualquier persona conocer directamente. Otros son sitios en los que excavo, no todos, en los que me gustaría cerrar los ojos, abrirlos y ver cómo era el lugar, si entendí bien el asunto, si es realmente así o diferente, por supuesto. Si no piensas así no eres realmente arqueólogo, si excavas y no estableces algo así como un enlace con la población de esa época, no sirve.
- ¿Dirías que ser arqueólogo en Israel aquí es especialmente apasionante?
- Sí, por supuesto. Hay momentos de mucha satisfacción y hay otros, la mayor parte de los días, en que se vuelve cotidiano como en todos los trabajos, pero de vez en cuando hay días de los que no te olvidas.
- ¿Me puedes dar algún ejemplo?
- Por ejemplo esta excavación reciente. Empezó como una excavación de salvataje común donde excavé cosas muy comunes, vestigios de la época otomana, pero que estaban alrededor de una pequeña colinita y yo siempre miraba hacia arriba y decía: ese lugar tiene potencial de ser un buen hallazgo.
- ¿Por qué?
- Porque pese a que lo que nosotros encontramos es de la época otomana, teníamos varios artefactos y varios restos arquitectónicos de mármol que no eran otomanos, que seguramente venían de otro lado. Además, cuando antes de excavar me fijé en fuentes históricas si se conocía algo sobre el sitio, sí, había una persona que en el siglo XIX había pasado y había visto en ese lugar columnas de mármol y capiteles de columnas, y esa persona escribió que le parece que hay alguna edificación importante de la época romana o bizantina. ¡Y así fue! Vi que mis sentidos no me mienten. A dos metros y medio de profundidad de la superficie actual encontré la iglesia, lo cual es una satisfacción impresionante. Eso te da una alegría muy grande.
- Te hago una pregunta técnica. ¿Cuál es el mínimo que hay que excavar para encontrar hallazgos arqueológicos?
- Hallazgos arqueológicos se encuentran en toda las excavaciones, porque si no hubiera hallazgos o en la superficie o en sondeos, no se harían excavaciones. Se excava donde se sabe que hay algo. Pero saber qué hay exactamente, si son unas cerámicas nada más o una pequeña pared o casi nada o un edificio entero, no se puede saber, sólo te enteras cuando se excava.
- ¿Y no se corre el riesgo cuando empiezas a excavar de determinar «acá terminamos» y estar perdiendo algo muy grande cerca?
- ¡Por supuesto! Una de las limitaciones de la excavación de salvataje es que el mandato que tienes es que puedes excavar exactamente donde se va a construir algo. Si hay alguna cosa 20 o 30 metros al costado no se puede excavar. Hay que hacerlo sólo donde va a pasar la ruta o donde van a construir el edificio. Y por supuesto que eso pasa.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay