Al parecer los malls de jerusalén han logrado lo imposible: juntar pacificamente Israelíes y palestinos.
La demarcación que señala el Este y el Oeste de la capital ya no resulta tan clara como solía serlo alguna vez. Un número cada vez mayor de palestinos provenientes de Jerusalén Oriental elige los mall de la parte occidental de la ciudad de Jerusalén para ir de compras y disfrutar de su tiempo libre.
La nueva investigación revela también que la presencia de árabes en los centros comerciales provoca el disgusto de muchos judíos.
La investigación, que pronto será publicada por el Instituto Floersheimer de Estudios Políticos, fue realizada por Marik Shtern, el hijo del fallecido diputado Yuri Shtern. El estudio fue dirigido por el profesor Shlomo Hasson y se centró en el fenómeno de la integración en tres diferentes lugares: Malha Mall, el Alrov (Mamilla) Mall y los mercados de la Ciudad Vieja.
Gideon Avrahami, director de Malha, aseguró que entre 1.000 y 1.200 palestinos concurren al centro comercial en un día cualquiera – lo que constituye un 3 por ciento del total de visitantes-. Pero en días festivos musulmanes y los domingos, la cifra se eleva al 25 por ciento.
Según Shtern, el 35 por ciento de los compradores judíos que él entrevistó en Malha expresaron opiniones negativas acerca de la presencia de árabes en ese centro comercial. "Si yo hubiera ido donde ellos, me habrían masacrado", declaró una mujer. Otro hombre expresó que el centro había "rodado cuesta abajo" al contar con la presencia de árabes allí. Para otros, la presencia árabe no molesta en absoluto. Sólo uno de los entrevistados, una partera del barrio Ramat Sharett, dijo algo positivo: "Es excelente. Como ellos no tienen un centro comercial, vienen aquí para divertirse".
Shtern afirma que los compradores árabes de clase media baja acuden al centro para participar en eventos culturales gratuitos, y que los de clase media alta llegan buscando productos que no pueden encontrar en Jerusalén Oriental o en Cisjordania.
Los compradores árabes aseguraron que los controles de seguridad en las entradas fueron un obstáculo.
El centro comercial Mamilla Mall, de tres años de antigüedad, es probablemente la zona comercial más cosmopolita de la capital, donde judíos, musulmanes y turistas de todas las religiones, se entremezclan en proporciones casi iguales. A diferencia de lo que ocurre en Malha, muchos trabajadores de tiendas son palestinos, lo que aumenta el valor de coexistencia. "Esto es como un globo flotante, desconectado de todo", según la opinión de un empleado de cafetería ante la pregunta de Shtern.
Los visitantes israelíes parecen percibir el lugar como menos "judío" y sólo el 22 por ciento de los entrevistados expresaron una opinión negativa sobre la presencia de compradores árabes.
En cuanto a los mercados de la Ciudad Vieja, Shtern concluye que tanto judíos como árabes perciben la zona como un escenario de conflicto. Muchos judíos, al ser preguntados acerca de si se sienten seguros allí, responden con una declaración de tipo ideológica como: "Me siento seguro en todas partes en la Tierra de Israel." Pero agregan también que la presencia de los árabesl ha afectado negativamente su sentido de seguridad.
Los palestinos, también declaran sentirse inseguros:"Tengo miedo de los grupos de israelíes, soy de edad avanzada y no sé hablar en hebreo" dijo una mujer cristiana. Para otros, la presencia de israelíes armados en el lugar les provoca mucha incomodidad.
Shtern subraya que los árabes llegan hasta Jerusalén Occidental para hacer compras y para disfrutar de su tiempo libre (y en menor medida, como residentes, principalmente en los barrios del norte), debido a una escasez de malls de Jerusalén Oriental. "La política de agresividad y desigualdad está conduciendo hacia una realidad binacional", afirma.
Fuente HAARETZ.