Una pirámide egipcia construida hace 4.600 años espera la solución del conflicto entre el ministerio de Antigüedades y la compañía constructora contratada para trabajos urgentes de remozamiento.
El ministerio de Antigüedades egipcio amenazó con romper el contracto con la Compañía Shorbaghy, encargada de las obras, a la que acusa de «amenazas claras y explícitas» de detenerlas si no se pone al día en los pagos atrasados.
La confrontación de intereses comenzó cuando la empresa anunció que detendría las obras en la pirámide de Saqqara a mediados de este mes debido a la morosidad oficial.
Lo único claro hasta el momento es que el faraón Joser, que ordenó la obra hace casi 50 siglos, no confrontó los mismos problemas. En aquella época a los constructores no se les ocurría reclamar sus haberes con la irrespetuosidad que el ministerio egipcio achaca a sus acreedores.
La situación adquirió tales matices que la Organización de la ONU para la Ciencia, la Educación y la Cultura resolvió tomar cartas en el asunto y solicitó a las autoridades egipcias solventar el problema que amenaza la estabilidad de la construcción faraónica.
De inmediato el ministerio de Antigüedades formó un comité de expertos para determinar la situación de la obra, construida de piedra caliza y bajo la cual hay un laberinto de túneles que conduce a una cámara mortuoria revestida de mármol y granito.
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