El Museo de Israel expone por primera vez una excepcional tablilla de piedra del siglo I a.C. conocida como la «Revelación de Gabriel», que arroja nueva luz sobre el mundo espiritual de los judíos en los materialistas días del rey Herodes y refleja uno de los nexos entre judaísmo, cristianismo e islam.
Considerado por los expertos como el objeto más importante descubierto desde los Rollos del Mar Muerto, la tablilla consiste de una piedra caliza típica de esa depresión geográfica, con una inusual inscripción en tinta de 87 líneas, de las que sólo 30 son legibles.
«No hay nada grabado, está todo escrito con tinta», dijo Adolfo Roitman, uno de los dos comisarios de la exposición, al destacar que todos los textos conocidos de esa época fueron escritos en pergaminos de piel animal.
Bajo el título de «Yo soy Gabriel», la tablilla de un metro de largo por 30 cm de ancho, y escrita en caracteres hebreos antiguos, expone también la ineludible conexión entre las tres confesiones monoteístas, nexo que da vida a una exposición que muestra el «cambio de roles» que va experimentando este mensajero de Dios de la una a la otra.
Gabriel - Yibril en árabe - es uno de los tres ángeles o arcángeles citados en el Antiguo Testamento (Libro de Daniel), los Evangelios (Lucas) y el Corán (Suras 2 y 66).
Roitman, conservador de los famosos rollos descubiertos en Qumran hace más de 60 años, destacó en ese sentido que «la piedra refleja las visiones apocalípticas que eran características del último período del Segundo Templo y su texto se ve influido por la literatura profética».
Hace seis años, después de que el empresario suizo-israelí David Jeselsohn la comprase de un marchante de arte jordano, algunos investigadores creyeron haber dado con el nexo de unión entre el judaísmo y el cristianismo.
La polémica giró alrededor de una palabra casi borrada en la línea 80, que el investigador Israel Knohl, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, leyó como «vivir».
De haber sido así, completaba una supuesta orden de Gabriel a un líder local mesiánico descrito como «ministro de ministros» para que resucitara a los «tres días» después de su muerte, similitud sin precedentes con la resurrección de Jesús en un documento judío.
La interpretación levantó ampollas entre creyentes e investigadores y Knohl se desdijo de ella.
«Su interpretación era muy atrevida en un lugar donde no se podía leer nada», explicó Roitman, que prefirió centrarse en lo que realmente hay en la tablilla que en adivinanzas sobre una palabra casi borrada.
De un singular estilo lingüístico y terminología similar a las empleadas en otros documentos de la época, se trata además de la primera vez que un texto completo - y no meras inscripciones sueltas a modo de prueba de un escriba - es encontrado en piedra.
Hallado en el margen oriental del Mar Muerto, en lo que hoy es Jordania, su autenticidad fue comprobada con pruebas paleográficas y minerológicas, y su origen exacto y propósito es hoy el rompecabezas al que se enfrentan los expertos.
«La función que tenía esta tablilla es la pregunta del millón», señaló Roitman, que recordó una teoría sobre que pudo haber servido de estela porque un raspado en la parte inferior sugiere que estuvo en posición vertical incrustada en la tierra.
Las alusiones a Gabriel, que en la tablilla habla en primera persona, son parte del desarrollo de la literatura profética y apocalíptica de los últimos reyes asmoneos y del reinado de Herodes, y sustentaron posteriormente el desarrollo del Talmud.
Esta obra, recopilación de la llamada «Ley oral» de Moisés y sobre la que hoy se apoya la práctica del judaísmo, fue elaborada por exegetas y rabinos a la par que el cristianismo iba cobrando fuerza y cuando los judíos se encontraban exiliados tras la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 d.C.
En todos esos sentidos, el texto transmite detalles del mundo espiritual judío de una época marcada por el materialismo de Herodes - principal constructor de la región de palacios y monumentos - y de la elite judía asimilada a las costumbres griegas y romanas.
«No es casual que la exposición de la tablilla esté frente a otra sobre el rey Herodes, son contrapunto», subrayó Roitman.
La famosa tablilla pasó por muestras en Estados Unidos y El Vaticano, pero esta es la primera vez que la acompañan raros ejemplares del Antiguo Testamento, los Evangelios y el Corán, en los que Gabriel, como mensajero de Dios, evoluciona de ángel apocalíptico a anunciador del nacimiento de Jesús y, finalmente, a revelador del Corán.
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