Científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén aseguran que las personas identifican las emociones basándose más en la expresión del cuerpo que en la de la cara, según los resultados de un estudio que publica «Science».
Para comprobarlo, los autores de este estudio observaron los denominados «picos intensos de emoción» en las expresiones de tenistas profesionales al ganar o perder puntos. Las imágenes se las mostraron a voluntarios para que evaluaran la intensidad de las expresiones de los jugadores. Primero veían la cara y el cuerpo juntos, después sólo el cuerpo, y por último, sólo la cara del tenista.
«Para nuestra sorpresa, cuando los voluntarios vieron únicamente las caras de los jugadores no pudieron distinguir la expresión de los ganadores frente a la de los perdedores», explicaron los autores, mientras que, sin embargo, sí pudieron hacerlo cuando observaron sólo el cuerpo, o el cuerpo y la cara al mismo tiempo.
Otra prueba, como explica el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), consistió en crear a través de «Photoshop» un modelo cara-cuerpo con fotos de rostros de tenistas perdedores en cuerpos de otros ganadores y viceversa.
Los resultados mostraron que el rostro tiene muy poca capacidad para ayudar a diagnosticar las sensaciones, y que los participantes percibieron la expresión positiva o negativa en función del cuerpo con el que aparecían las caras, lo que demuestra que «su efecto es muy fuerte en la combinación incongruente entre caras y cuerpos».
En otra ocasión, tuvieron que posar e imitar, en su propio rostro, el movimiento facial exacto que hacían los tenistas con el cuerpo y la cara cambiados. Una vez más, las caras perdedoras eran descritas e imitadas como más alegres cuando el participante las veía unidas a cuerpos ganadores.
Según los investigadores, los resultados de su estudio demuestran que los espectadores «creen observar una sensación o reacción ilusoria en las personas a quienes observan y que existe una diferencia ineludible entre la denominada verdad artística - las reacciones que la gente cree que se producen - y la verdad óptica, las que realmente ocurren».
Los científicos proponen dos posibles explicaciones complementarias a la poca fiabilidad que parecen tener las caras para expresar emociones. Por una parte, a nivel muscular, creen que es posible «que la musculatura facial no sea adecuada para expresar una sensación muy intensa».
Asimismo, en cuanto al nivel afectivo, consideran que puede existir un solapamiento entre las expresiones faciales de alegría y de tristeza cuando se viven emociones de gran intensidad, lo que dificulta que sean captadas correctamente por quienes las observan.
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