Los agresivos tratamientos contra el cáncer producen efectos secundarios irreversibles en la vida del paciente. En mujeres jóvenes, una de las consecuencias más traumáticas es la destrucción de la reserva de ovocitos, sobre todo si aún no han sido madres.
Un estudio publicado en «Science Translational Medicine» arrojó luz sobre el proceso por el que la ciclofosfamida, un medicamento utilizado en quimioterapia, causa infertilidad femenina. Además, los científicos, del Centro Médico Sheeba de Tel Hashomer en Israel, identificaron un fármaco que previene esa consecuencia negativa en ratones hembra.
Hasta ahora se creía que la toxicidad de la quimioterapia mataba los folículos ováricos que constituyen la reserva de ovocitos de la mujer, y la investigación se centraba en prevenir la muerte de estas células. Sin embargo, según explicaron expertos del centro médico, «la quimioterapia no mata los ovocitos durmientes, sino que desencadena su crecimiento. Una vez que comienzan a crecer y madurar, finalmente mueren. De esta forma se provoca el agotamiento de toda la reserva ovárica».
Es decir, la ciclofosfamina activa los ovocitos que se encuentran durmientes en los ovarios, y cuando ya crecieron y maduraron, los mata. De esta forma la reserva de huevos de los ovarios se consume rápidamente, dando lugar a infertilidad temprana.
Para evitar que pierdan la capacidad de tener hijos, actualmente se congelan huevos y embriones de las pacientes; o tejido ovárico para hacer un trasplante tras la recuperación.
Los científicos conseguieron evitar la pérdida de fertilidad en ratonas tratadas con quimioterapia al administrarles AS101 durante el tratamiento. Este fármaco, que ya está en pruebas clínicas avanzadas y parece ser seguro para humanos, previene el crecimiento de los ovocitos y los protege de una maduración temprana. De este modo se quedan en los folículos ováricos a salvo del ataque de la quimioterapia, y la reserva de huevos se mantiene intacta.
Las ratonas a las que se administró simultáneamente AS101 y ciclofosfamina mostraron una fertilidad totalmente normal después del tratamiento. Por otro lado, el fármaco no afecta la eficacia del tratamiento con quimioterapia; es más, podría incluso aumentar su efectividad ya que tiene efectos anticancerígenos.
Los ovarios de ratonas son muy similares a los de las mujeres, por ello fueron utilizadas como modelo animal para este estudio.
Pero, según aseguraron los expertos, «será necesario confirmar los resultados en un modelo de primate antes de considerar la transferencia a la clínica. También es importante examinar la seguridad a largo plazo, en la segunda y tercera generación en modelos animales».