Hace ya más de una década que Tel Aviv es considerada en el mundo como el segundo Silicon Valley y ocupa el segundo puesto mundial en cantidad de start-ups per cápita (más de tres mil) por detrás de Estados Unidos, así como el mayor porcentaje de PBI invertido en investigación y desarrollo.
Esta nueva meca de la tecnología y las telecomunicaciones que es Tel Aviv fue bautizada como «Silicon Wadi» que en árabe quiere decir valle, como el nombre en inglés, y quiere competir a escala internacional con el enclave californiano.
Israel, un país con tan sólo ocho millones de habitantes, empezó a trabajar en lo que muchos llaman el «milagro económicoí» desde la década de los '60 cuando comenzó a atraer empresas de alta tecnología que invirtieron en desarrollo e inversión en el país.
Poco a poco, hasta ya entrados los '90, la cantera de informáticos e ingenieros, así como de inversores de capital de riesgo no paró de crecer y a partir del 2000 entró de lleno en el mundo del start-up y las telecomunicaciones.
Como explican los israelíes Dan Senor y Saúl Singer en su libro «Nación Start-up. La historia del milagro israelí», un país casi sin recursos naturales como Israel, tuvo que buscar desde muy temprano otras formas de prosperar en un entorno hostil. Según Senor y Singer, así como otros muchos expertos en el tema, una de las razones por las que los israelíes consiguieron crear un entorno tan propicio para la innovación y la creación de empresas, radica en el hecho de que Israel es un país de inmigrantes.
«Lo primero que diferencia a Israel de otros países en este terreno es el arrojo de sus habitantes. Las personas que deciden tomar las maletas y partir hacia otro país, ya de por sí son distintas, son más aventureras y arriesgadas, algo muy necesario para investigar y abrir una start-up», comentó Daniel Cohen, encargado de comunicación de RSA, una start-up especializada en ciber seguridad.
Durante su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, calificó a Israel como «epicentro mundial de la innovación», un término quizá un tanto exagerado, pero que refleja la sensación actual que hay en torno al sector de innovación y desarrollo en el Estado hebreo.
«Llamo a Israel la 'nación de la innovación' y el futuro pertenece a aquéllos que innovan. Los que no lo hagan, ya sea en compañías o en países, se quedarán atrás», comentó Netanyahu.
Según el líder israelí, otro de los ingredientes principales que logró el milagro económico, se trata de la misma esencia del pueblo judío, que desde tiempos antiguos hizo especial hincapié en la alfabetización y la cultura, que se transmitía de padres a hijos.
Muchos expertos coinciden en que la singular situación de Israel, que es prácticamente una isla en la región, y su desarrollo militar, también incidieron profundamente en su desarrollo tecnológico.
El periodo de servicio militar, que la mayoría de los israelíes deben pasar, crea una disciplina y una mentalidad que ayudan en el futuro a la formación de start-ups, ya que desde jóvenes deben tomar decisiones rápidas, aprender a trabajar en equipo, a dirigir unidades de soldados y a improvisar.
Israel además invierte una gran parte de su presupuesto anual en defensa, lo que se traduce también en investigación y desarrollo en este sector.
Muchas de las patentes militares o de la innovación en defensa se usan también para investigación civil, como aparatos médicos o start-ups enfocadas al sector de la salud.
El AirMule, por ejemplo, un helicóptero-ambulancia teledirigido y aerodeslizador para uso civil, comenzó como un proyecto militar para poder entrar con ambulancias teledirigidas en zonas de guerra.
Israel también se abrió un espacio privilegiado en el sector de la ciberseguridad y apostó fuerte por esta industria que comenzó a despuntar en el país, con la inauguración hace dos años del Buró Nacional de Ciberdefensa.
El mismo Netanyahu anunció la semana pasada la creación de un parque industrial en la ciudad de Beer Sheva, al sur del país, dedicado exclusivamente a compañías y start-ups que se dediquen a la ciberseguridad. Actualmente hay más de 200 start-ups en el país enfocadas a ese sector y compañías internacionales como IBM, Cisco o Lockheed Martin abrireron centros de investigación y desarrollo en el nuevo parque industrial, mientras que la Universidad Ben Gurión proveerá de estudiantes de informática y tecnología a estas empresas.
«Beer Sheva será la cibercapital no sólo de Israel, sino de todo el hemisferio este», comentó Netanyahu al anunciar el nuevo proyecto, que se llamará «CiberSpark», «por que queremos maximizar las bendiciones de internet y reducir sus maldiciones, y creo que Israel puede hacerlo».
El líder hebreo apuntó alto en lo concerniente a las posibilidades de Israel en materia de innovación, pero no está claro si conseguirá frenar la fuga de cerebros israelíes que emigran a otros países en busca de mejores salarios y mayores oportunidades de promoción.
Israel es, al fin y al cabo, un país pequeño para lo bueno y para lo malo, y muchos jóvenes con un alto nivel formativo eligen terminar sus estudios de doctorado o posdoctorado con otros países como Estados Unidos, donde la tentación de mayores ingresos termina convenciéndoles a emigrar.
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