La liga israelí atrae a cada vez más jugadores españoles, seis esta temporada, en una tendencia marcada por lun sueldo respetable y la posibilidad de dejarse ver por Europa. Pablo de Lucas y Jesús Rueda, ambos de Beitar Jerusalén, son los más exponentes de ese interés.
«Desde el punto de vista de sueldo Israel es una buena alternativa», coincidieron en señalar ambos destacando que otro aliciente es la posibilidad de alcanzar las competiciones europeas.
«Todo cambia en el currículum de un jugador cuando tiene partidos de competición europea», señaló De Lucas, ex jugador de varios equipos españoles, entre ellos el Salamanca, Rayo Vallecano, Alavés y Real Murcia.
A sus 29 años, el centrocampista dijo que Beitar disputó el pasado verano las dos fases de clasificación para la Liga Europa, que él alcanzó a jugar en uno de los partidos recién incorporado a su nuevo equipo desde el Petrolul Ploieti rumano, donde militó en las dos últimas temporadas.
Esa misma aspiración la compartió el extremeño Jesús Rueda, del Real Valladolid, que a sus 28 años aceptó la oferta que le hizo Beitar en agosto pasado para incorporarse a sus filas después de trece temporadas con la camiseta del Pucela.
Con una remuneración de unos 200.000 euros para la temporada 2015-2016, según medios deportivos locales, Rueda ve en su paso por el Beitar una experiencia en el extranjero después de tantos años en el Valladolid, y que querría continuar por otras ligas extranjeras.
De Lucas podría hacerlo en las próximas semanas si se confirman los rumores de que Beitar le pedirá dejar su lugar en el centro del campo a otro jugador extranjero más ofensivo.
Otro español en la conocida como «Ligat Ha'al» israelí (Premier League) es el defensa Carlos García, que fichó para Macabi Tel Aviv en 2012 después de pasar la mayor parte de su trayectoria futbolística en el Almería y haber anclado temporalmente en el Real Betis y el Español.
García vive la mejor época de oro de Macabi, que de la mano del mánager Jordi Cruyff conquistó en los últimos tres años la liga y jugó la fase de grupos en la actual edición de la Champions, aunque con poco éxito.
Otros tres jugadores son el defensa Marc Valiente (28), canterano del FC Barcelona, que juega en Macabi Haifa; el central Abraham Paz Cruz (36), ex del Sabadell, Cartagena, Hércules, en Bnei Sajnín; y el centrocampista Hugo López Martínez (27), criado en La Masía del FC Barcelona, ahora en Hapoel Kfar Saba.
Para todos ellos, la liga israelí supone la posibilidad de jugar en equipos profesionales en los que su talento es un punto de referencia para los demás futbolistas y la afición, más aún cuando en la alta competición española tienen menos posibilidades de llegar a lo más alto.
«Los sueldos en la segunda división B en España son muy malos si es que te llegan a pagar al final, y en segunda pocos son los que pasan de los 100.000 euros», explicó de Luca, que firmó por dos años en Israel por un sueldo de 170.000 euros por temporada, según informó el propio club al comenzar la liga.
Situados con Beitar Jerusalén en el tercer puesto de la Ligat Ha'al, ambos destacan de sus experiencias en Israel las peculiaridades de las relación del equipo con sus aficiones, de los que dicen son «apasionados» y «no dejan de apoyarte» todo el encuentro como en ningún otro sitio.
También destacan las «poco deportivas costumbres» de mucho de los jugadores locales antes de los entrenamientos y partidos, entre ellas las de alimentación - «El shabat se comen un buen almuerzo» - y la curiosidad de que un rabino acude a colocarle las filacterias y rezar con los jugadores los viernes, antes de los partidos del fin de semana.
«Tienen un poco confundida la realidad futbolística, es algo que pasa en países chicos», coinciden ambos sobre la concentración requerida antes de los partidos.
Sobre la situación política en la zona, en plena ola de violencia desde octubre que castiga particularmente Jerusalén, ambos minimizaron el impacto que tiene en sus vidas, aunque reconocieron que al principio la vieron con temor y el club trasladó a sus cinco extranjeros durante una semana a un hotel en la costa para calmarlos.
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