En su intervención en la apertura de la Conferencia Herzlía, que se celebra estos días en esa ciudad de Israel, el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, elogió la economía, la tecnología y la capacidad innovadora de Estado hebreo especialmente en estos momentos de crisis global, a la cual dedicó la mayor parte de su ponencia.
Zoellick abordó la grave crisis económica que azota el mundo y en particular a Europa sin ahorrar críticas. «Los líderes de los países en vías de desarrollo ven la incapacidad europea de encontrar una solución con un rubor que se está convirtiendo en desdén», comentó en una charla seguida por expertos, economistas y políticos de varios países.
El presidente del BM afirmó que la deuda y el sector bancario son importantes desafíos para Europa apuntando como principal problema a la clase política, que en su opinión, no consigue llevar a cabo las reformas cuando se entra ya en el cuarto año de crisis. «En principio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario prevén este año una ralentización del crecimiento económico. Uno de los principales peligros es la zona europea», señaló pidiendo asimismo a los dirigentes europeos no caer en «el proteccionismo y populismo».
Zoellick enalteció la económía israelí al afirmar que el Estado hebreo «es como un diamante en el mercado libre de Oriente Medio», y destacó especialmente la visión y responsabilidad del presidente del Banco israelí, Stanley Fischer. El dirigente describió también aspectos positivos en Europa: «Las acciones que está tomando el Banco Central Europeo son significativas. Es importante el hecho de que hay un Gobierno en Italia y espero que también en España que toman decisiones difíciles. Espero que sean buenas medidas. Si el primer ministro italiano Mario Monti no tiene éxito con sus reformas, será un problema muy serio para el continente», afirmó.
Asimismo, Zoellick elogió a la canciller Ángela Merkel pero exigió que «Alemania dé un paso adelante y señale medidas que llevará a cabo si otros países toman acciones en el buen camino».
Según el directivo, en Alemania hay una sensibilidad política y esfuerzo que dura más de 60 años para no ser vista como el país que lidera Europa pero «en estos momentos es el único que puede desempeñar este papel». «Ésta es una de las ironías de la historia - dijo - Los alemanes, que siempre demostraron su rol como socio comprometido en Europa, ahora deben asumir el liderazgo si el continente quiere ser salvado».
Preguntado sobre las diferencias entre EE.UU y la UE, Zoellick respondió: «En EE.UU aún hay graves problemas pero son menos inmediatos en compararon a los que sufren en Europa».
¿Hasta qué punto debe el Estado intervenir en la economía?, le cuestionaron. «Los países desempeñan un papel demasiado grande en la economía pero hay que recordar que no son tan rápidos e innovadores como el sector privado. Les cuesta adaptarse a los cambios», respondió Zoellick.
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