El nuevo embajador de la Unión Europea (UE) en Israel, Lars Faaborg-Andersen, afirmó que el diálogo con el Estado judío es constructivo y global, si bien reconoció que en determinadas cuestiones como las relaciones con Irán y su programa nuclear o los asentamientos judíos en Cisjordania, priman los desacuerdos.
«Hay asuntos en los que coincidimos plenamente y otros en los que tenemos honestos desacuerdos, pero creo que mantenemos un diálogo constructivo sobre todas las cuestiones», señaló el diplomático comunitario.
De origen danés y llegado al cargo recientemente - en enero presentó credenciales ante el presidente israelí, Shimón Peres -, Faaborg-Andersen sostuvo que su trabajo en Israel en ocasiones consiste en hacer un verdadero ejercicio de relaciones públicas para disipar dudas y prejuicios diseminados entre la población.
«Estamos tratando de darnos a conocer mejor ante el público israelí y explicar en qué consiste la Unión Europea y nuestra relación porque creo que hay muchos conceptos erróneos en los medios y determinados sectores de la sociedad», explicó.
Que las críticas de la UE a las políticas israelíes en relación al conflicto con los palestinos levantan resquemor en Israel es algo conocido, pero en el último tiempo el grado de crispación en determinados núcleos aumentó considerablemente.
Para muestra, el episodio protagonizado en febrero por el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, en el Parlamento israelí, cuando al abordar las restricciones que sufren los palestinos despertó airadas críticas entre los ministros y diputados más radicales, incluidos los titulares de Economía y Vivienda, Naftali Bennett y Uri Ariel, respectivamente, que abandonaron el plenario.
Buena parte de la sociedad israelí considera que la UE tienen una visión sesgada del conflicto con los palestinos y por ende, ninguna capacidad de erigirse como actor importante en su resolución.
El nuevo embajador argumentó que Israel es probablemente el país que más se benefició desde los años '90 de sucesivos programas de investigación y desarrollo promovidos por la UE y destacó que participará en el programa Horizon 2020.
Valorado en 80 millones de euros, el objetivo de Horizon 2020 es promover la cooperación científica y tecnológica, algo inédito hasta la fecha con un Estado no comunitario.
En paralelo, trató de subrayar frente a las campañas de boicot que llaman activamente a censurar Israel y equipararlo con la Sudáfrica del apartheid, que «la Unión Europea rechaza estas políticas».
«Déjeme ser claro al respecto y así lo dijo la Alta Representante Catherine Ashton. La Unión Europea está en contra de cualquier campaña del BDS (Boicot Desinversión y Sanciones) y nos oponemos al aislamiento de Israel, no es nuestra política y no es algo que apoyemos», agregó.
Sin embargo, matizó que la posición comunitaria respecto a los asentamientos judíos en Cisjordania es clara.
«Uno de los puntos en los que insistimos en los últimos años es que pensamos que la expansión de asentamientos más allá de la Línea Verde (fronteras de 1967) es una mala idea por varias razones».
Entre ellas, señaló que los asentamientos son contrarios al derecho internacional y minan la confianza de los palestinos en cualquier proceso negociador, además de seccionar el territorio ocupado en cantones sin contigüidad.
«Esta es una cuestión que abordamos en numerosas ocasiones con las autoridades israelíes y por eso reaccionamos cuando se producen anuncios de nuevas construcciones en zonas ocupadas», recalcó.
Faaborg-Andersen insistió en que la UE adoptó una serie de medidas destinadas a garantizar que no se invierta en asentamientos ni instituciones más allá de la Línea Verde, y en parte de los diferentes programas en común.
Otro de los temas que despierta recelo en Israel es el polémico programa nuclear iraní y el apoyo de la UE al diálogo con Teherán.
«Hay buenas razones para que Israel esté preocupado por esta cuestión y que lo siga muy de cerca», manifestó el responsable comunitario aludiendo a la «animosidad de las declaraciones de líderes iraníes contra el Estado judío».
Pero señaló que la negociación con Teherán - en la que participa Ashton - condujo a una situación en la que por primera vez en diez años «logramos cesar la progresión del programa nuclear iraní».
Faaborg-Andersen apuntó que es el primer paso en un camino que trata de certificar en un cien por cien que el programa nuclear tenga exclusivamente fines pacíficos.
«Israel no está sólo y aunque esté más expuesto, el programa iraní también supone una amenaza para Europa y la región», aseveró.
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