Miles de israelíes recorrerán hoy las principales calles de Jerusalén en para conmemorar, según el calendario hebreo, el 47° aniversario de la unificación de la ciudad en la Guerra de los Seis Días.
La marcha, en la que tomarán parte diputados, activistas políticos, alumnos, miembros de movimientos juveniles, empresas, turistas evangélicos y otros grupos, partirá a las 17:00 hora local desde el Gan Saker y terminará en el Muro de los Lamentos después de adentrarse desde distintas direcciones en la Ciudad Vieja, según el programa.
Con la marcha de un lado al otro de la ciudad el Gobierno trata de reforzar la unificación bajo bandera israelí, a pesar de que el estatus final de Jerusalén es uno de los temas centrales a debatir en las negociaciones con la Autoridad Palestina.
«Jerusalén es la capital de Israel desde tiempos del rey David y no puede ser, ni será, dividida porque es el alma del pueblo judío», afirmó el ministro de Economía, Naftali Bennett, líder del partido ultranacionalista religioso Habait Haiehudí, en una entrevista a la radio militar Galei Tzáhal.
Anoche tuvieron lugar los primeros actos para la población en varios barrios de la ciudad, y hoy el Consejo de Ministros del Gobierno israelí celebró su reunión en Guivat Hatajmoshet (Colina de la Munición, en hebreo), donde en 1967 tuvo lugar una decisiva y sangrienta batalla contra la legión jordana.
También la alcaldía, en manos del político independiente y empresario Nir Barkat, convocó una recepción oficial en la llamada Fortaleza de David, dentro de la Ciudad Vieja.
Para los palestinos, la marcha, en la que miles de participantes cruzan por el barrio árabe de la ciudadela con miles de banderas blanquiazules, es considerada una provocación.
El Waqf Islámico, responsable de los lugares santos del islam en la ciudad, alertó de que grupos judíos tratarán de subir al Monte del Templo.
Un portavoz de la policía citado por el diario «Haaretz» confirmó que se autorizó «la subida de cientos de israelíes al Monte del Templo con motivo del Día de Jerusalén», y que «se trata de algo normal».
La policía desplegó a miles de agentes por toda la ciudad para garantizar el orden y evitar choques entre quienes celebran y la población palestina local.
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