El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, aseguró que Jerusalén permanecerá indivisible como capital del Estado de Israel.«Hace 47 años Jerusalén fue reunificada y nunca más será dividida», afirmó Netanyahu en cuatro oportunidades: durante una sesión especial en el Parlamento, en la reunión semanal de su Gobierno, en un encuentro con alumnos del seminario rabínico Merkaz Harab, y en el acto central con motivo de la celebración del Día de Jerusalén.
La fecha conmemora el día en el que, durante la Guerra de los Seis Días de 1967, las tropas israelíes conquistaron Jerusalén Este, incluida la Ciudad Vieja y los lugares santos de las tres religiones monoteistas.
En el encuentro parlamentario, el líder de la oposición, el laborista, Itzjak Herzog, denunció la política que el Gobierno de Netanyahu mantiene sobre la ciudad y que cambió la propia esencia de la urbe.
«Jerusalén pasó de ser una ciudad supuestamente símbolo de multiculturalidad y diálogo interreligioso a convertirse en un barril de pólvora político y diplomático», criticó.
En opinión de Herzog, la policía «creó una situación en la que el mundo compara la construcción en Jerusalén con la de cualquier asentamiento. La capital se encuentra en un estado muy sensible que podría llevar a una nueva división de la misma».
Por su parte, Nabil Abu Rudaina, portavoz del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, respondió a las declaraciones de Netanyahu recordándole que «la postura de la AP, árabe e internacional determina que Jerusalén Este es capital del Estado palestino y que no habrá acuerdo sin ella».
«La continuación de esta política, que va en contra de las resoluciones internacionales, tiene consecuencias muy graves y no ayuda a crear la oportunidad para conseguir la paz», agregó Abu Rudaina.
A lo largo de la jornada, la policía y medios locales informaron de varios casos de agresión entre judíos y palestinos, sin que se registraran víctimas.
Asimismo, durante la mañana, la policía se enfrentó a manifestantes palestinos que arrojaron piedras desde el Monte del Templo contra feligreses que rezaban en el Muro de los Lamentos.
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