El último presidente del régimen blanco en Sudáfrica, Frederik De Klerk, insinuó que Israel corre el riesgo de caer en el apartheid si no logra un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina (AP).
Los comentarios de De Klerk se hacen eco de advertencias de funcionarios palestinos, estadounidenses e israelíes partidarios de un acuerdo con la AP. Pero sus palabras conllevan un significado especial dado su papel en la dolorosa historia de las relaciones interraciales en Sudáfrica.
De Klerk fue el último presidente del régimen del apartheid y junto con el fallecido Nelson Mandela puso fin a décadas de discriminación racial sistemática contra los negros. Ambos recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Las comparaciones con el Gobierno racista de Sudáfrica aumentaron en los discursos públicos sobre Israel y sus relaciones con la AP.
El pasado mes de abril, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que medió las negociaciones entre Israel y la AP, desató fuertes críticas cuando hizo una advertencia similar.
En una entrevista con el Canal 2 de la televisión israelí, De Klerk afirmó que decir que en Israel hay un apartheid es «injusto». Pero añadió que si no se establece un Estado palestino Israel podría tener que hacer frente a las consecuencias de ser un Estado para ambos pueblos.
«La prueba será si todos los que viven en un Estado binacional tendrán derechos políticos y civiles plenos. Si la respuesta es sí, entonces no habrá un Estado que practique el apartheid», señaló.
«Llegará en Israel un punto de inflexión en el que, si los principales obstáculos que existan en el momento para hallar una solución de dos Estados no se eliminan, la solución en base a esa fórmula será imposible», agregó.
De Klerk se encuentra en Israel para recibir un doctorado honorario de la Universidad de Haifa.
Los israelíes que respaldan la creación de un Estado palestino dicen que la retirada de Cisjordania y los asentamientos es la única forma de asegurar el futuro de Israel como una democracia con una mayoría judía.
Luego del colapso de la ronda más reciente de negociaciones, crecen los temores de que ambas partes pudieran estar encaminadas a forma un Estado binacional.
Los palestinos quieren Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental, territorios conquistados por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, para formar un Estado independiente.
Israel es una democracia cuya minoría árabe cuenta con derechos de ciudadanía. Los árabes israelíes suelen quejarse de ser discriminados, pero alcanzaron puestos elevados en el gobierno, el poder judicial, el servicio exterior y las fuerzas armadas, entre otros campos.
Pero es la situación en Cisjordania la que genera comparaciones con el apartheid. En el territorio habitan dos poblaciones: una mayoría palestina de unos 2,4 millones de personas y una minoría de colonos judíos que suman 350.000, ambas sujetas a dos sistemas legales y políticos diferentes, uno civil y otro militar.
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