En medio de una total conmoción, Israel enterró en un multitudinario funeral a los tres jóvenes estudiantes judíos asesinados en Cisjordania por miembros de la organización terrorista palestina Hamás.
Las familias acordaron que los tres fueran sepultados juntos en la ciudad de Modiín, en el mismo corazón de Israel y a mitad de camino entre Jerusalén y Tel Aviv.
Decenas de miles de personas de todo Israel - la policía estimó 50.000 - participaron en una ceremonia de gran solemnidad que el primer ministro hebreo, Binyamín Netanyahu, definió como «día de luto nacional».
En el cementerio de la pequeña ciudad, luego de las ceremonias privadas realizadas en los puestos de residencia de los tres estudiantes judíos, estaba todo el liderazgo israelí: desde el presidente saliente Shimón Peres al entrante Reuvén Rivlin, los ministros del Gobierno hasta los dos rabinos jefes de Israel.
«Un abismo moral nos separa de nuestros enemigos», dijo Netanyahu muy emocionado y muchas veces con lágrimas contenidas.
«Ellos celebran la muerte, nosotros la vida. Ellos aclaman a la crueldad, nosotros a la piedad», agregó refiriéndose a los responsables del homicidio.
«Esta diferencia es la base de nuestra fuerza», destacó.
«El terrorismo es un boomerang», afirmó el presidente Peres, «apuntó contra nosotros, pero luego le llega a quien lo usa».
«Eyal, Gil-Ad y Naftali fueron secuestrados y asesinados por unos desalmados sólo por el hecho de ser judíos. Fueron asesinados a sangre fría por aquellos que enarbolan la bandera de una guerra de desgaste diaria contra nosotros», señaló el ministro de Defensa, Moshé Yaalón, al referirse a Hamás.
No obstante, la dimensión más auténtica del funeral la dio Dov Singer, rabino del seminario Kfar Hetzión, en Cisjordania, donde estudiaban los jóvenes. En un discurso calmo, intenso, volcado a una espiritualidad que se reflejaba en la de los padres muy afectados, el rabino citó el versículo «ama al prójimo como a ti mismo» luego de haber hecho una semblanza de los dos muchachos que tuvo en su escuela.
Antes de los funerales públicos, en la ceremonia familiar, visiblemente emocionada, Rajel Fraenkel, madre de Naftali, le dio el último saludo diciendo «descansa en paz, hijo mío. Siempre escucharemos tu voz en nuestros corazones».
«Estamos llorando, pero nuestras lágrimas son de fortaleza y amor», susurró Uri Yifrah en el acto para su hijo Eyal. Luego advirtió a los asesinos: «Ustedes son criminales, la nación de Israel prometió que su día llegará. No cederemos; estamos aquí y no lo pueden cambiar. Somos una nación fuerte».
Luego del funeral, Netanyahu convocó nuevamente a su Gabinete para seguir debatiendo las represalias de Israel y que podrían oscilar entre acciones menores de castigo hasta una nueva ofensiva contra la Franja de Gaza, donde se encuentra el liderazgo de Hamás.
Netanyahu explicó que su misión, a partir de ahora, tiene tres objetivos: «encontrar a los asesinos y todos aquellos que participaron en el secuestro, golpear con fuerza a Hamás y castigar a Gaza».
«Cualquiera que esté involucrado en el secuestro y en el asesinato pagará las consecuencias. No descansaremos ni abandonaremos antes que hallemos al último de ellos esté donde esté escondido. Los encontraremos. Es nuestro primer deber y lo llevaremos a cabo", prometió.
«Vamos a debilitar a Hamás en Cisjordania y a parar el lanzamiento de cohetes desde Gaza. Extenderemos la operación todo lo que sea necesario», aseguró.
Fotos: Gentileza GPO
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