El primer indicio acerca de cómo podría accionar EE.UU en la ONU cuando el líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, presente al Consejo de Seguridad su exigencia a Israel de finalizar la ocupación en un período a determinar, pudo verse este viernes.
Representantes de la Administración norteamericana confirmaron que al ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, se le negaron audiencias con el vicepresidente, Joe Biden, el canciller, John Kerry, y la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, según informaron medios locales.
La mayoría de los analistas israelíes calificaron el incidente y la revelación de los detalles del mismo de «humillación pública».
A comienzos de este año, durante las negociaciones con los palestinos, Yaalón lanzó varios comentarios críticos contra Kerry y la política exterior estadounidense, calificándolo de «obsesivo» y «mesiánico».
«En realidad, no hubieron negociaciones entre nosotros y los palestinos en todos estos meses, sino entre nosotros y los norteamericanos. Lo único que podría salvarnos es que a Kerry le den el Nobel y nos deje en paz», dijo Yaalón en ese momento.
Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado manifestaron su indignación ante tales expresiones, y a pesar de las disculpas enviadas para mejorar las relaciones, los expertos afirman que a nadie debería sorprender el hecho de que en esta ocasión Yaalón «está empezando a pagar sus deudas» al ser categóricamente rechazado por el Gobierno de Obama.
Antes de su partida hacia Washington, Yaalón declaró que «ninguna diferencia de opiniones podrá ensombrecer la relación privilegiada que Israel mantiene con su mayor aliado».
«Las relaciones entre Estados Unidos e Israel están basadas en intereses y valores comunes, y ningún tipo de disputa podrá ensombrecerlas», señaló.
Sin embargo, y a pesar de que Yaalón fue recibido en el Pentágono por su homólogo norteamericano Chuk Nagel, varios analistas expresaron sus dudas acerca de cómo procederá Estados Unidos en el momento de votar la propuesta de Abbás en el Consejo de Seguridad, más aún teniendo en cuenta que entre el presidente Obama y el primer ministro Netanyahu existe un abismo acerca de la política de asentamientos judíos del líder hebreo en Cisjordania.
«Estados Unidos encendió una luz amarilla a Israel sobre su veto automático en el Consejo de Seguridad a cualquier resolución en su contra», dijo uno de ellos.
«Puede ser que al fin y al cabo el veto norteamericano se produzca, pero de todas maneras el precio a pagar por él por parte de Israel, sera carísimo», agregó.
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