Un hombre a bordo de una motocicleta disparó este miércoles contra el activista judío ortodoxo Yehuda Glick (50), hieriéndolo de suma gravedad.
Glick, nacido en Estados Unidos, es un prominente activista judío ortodoxo que intercede por un mayor acceso judío al Monte del Templo.
Según testigos, fue baleado tras dictar una conferencia sobre el Monte del Templo en el centro Menajem Begin, muy cerca de la Ciudad Vieja, en la cual participaron algunos diputados del ala ultranacionalista del Parlamento.
Herido de tres balas, fue trasladado de inmediato al Centro Médico Shaarei Tzedek, donde se anunció que fue intervenido de urgencia y que su estado es de serio peligro.
La policía y el Shin Bet israelí informaron esta mañana que en el barrio jerosalimitano de Abu Tour consiguieron dar con el sospechoso de cometer el atentado a quien mataron tras un breve tiroteo.
Se trata de Muatez Hijazi (32), miembro de la Yihad Islámica, quien fue excarcelado en 2012 después de cumplir una condena de más de diez años por atentados terroristas durante la segunda Intifada (2000).
El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y el ministro de Seguridad Interior, Itzjak Aharonovich, condenaron duramente el atentado y ordenaron el cierre total del Monte del Templo hasta nuevo aviso.
«Estaba escrito en la pared, el techo y las ventanas. Cada judío que vaya al Monte del Templo es un blanco para la violencia», señaló en el lugar del ataque el diputado del Likud, Moshé Feiglin, quien prometió intentar visitar el sitio sagrado hoy por la mañana a pesar de las prohibiciones.
Glick, cuya conferencia se titulaba «Israel regresa al Monte del Templo», es un habitual del Muro de los Lamentos y dirige la organización ultraderechista mesiánica «Creyentes del Monte del Templo», que pretende reconstruir el citado santuario en el lugar en el que ahora se alzan la mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, edificios emblemáticos del islam.
El atentado amenaza con incrementar las tensiones en Jerusalén, que están cargadas últimamente con enfrentamientos entre manifestantes palestinos y la policía israelí.
En meses recientes, detonaron protestas en el sitio más sensible de Jerusalén por lo que los palestinos califican como una intrusión judía al lugar, el más sagrado para el judaísmo y el tercero más sagrado en el islam.
Israel sostiene que permite libertad de oración para todos, pero los palestinos afirman que el Estado hebreo está ampliando unilateralmente el acceso para permitir un número más grande de devotos judíos.
En medio de la violencia, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, pidió recientemente que se prohíba el acceso al sitio a los judíos, instando a los palestinos a resguardar el lugar.
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