El Tribunal de Distrito de Jerusalén sentenció a ocho meses de cárcel al ex primer ministro israelí Ehud Olmert por fraude y abuso de confianza en el llamado «caso Talansky de los sobres de dinero» cuando era alcalde de la capital de Israel.
Además, Olmert tendrá que pagar una multa de 100.000 shekels (unos 25.000 dólares).
Los jueces aplazaron 45 días la entrada del ex mandatario en prisión para que pueda apelar el veredicto.
La fiscalía había pedido al tribunal que lo condenara a un año de prisión, como mínimo, así como a pagar una multa.
El abogado de Olmert, Eli Zohar, solicitó al tribunal que tuviera en cuenta el servicio público prestado por su cliente y dictara una suspensión de sentencia en lugar de cárcel.
«No ignoro mi condena o la tomo a la ligera. Sin embargo, creo que el tribunal debe considerar mi contribución al Estado de Israel, a su seguridad y su situación social y económica. Espero que los errores identificados en mi conducta se equilibren con mi devoción al bienestar del Estado y su gente», manifestó Olmert durante el juicio, opinión que no compartieron los jueces.
Olmert ya fue condenado a seis años de prisión y una multa de un millón de shekels (algo más de 256.000 dólares), tras ser declarado culpable de aceptar sobornos en el «caso Holyland».
Yaakov Sabán, uno de los tres jueces del caso, señaló que la indulgencia en la condena y en su implementación se debe a que el tribunal tuvo en cuenta la contribución de Olmert al Estado, y las penurias que sufrió durante el proceso legal.
Pero añadió que tales consideraciones no van a evitar que cumpla la condena a prisión.
«Un servidor público, un ministro, que recibe pagos en efectivo en dólares, los guarda en una caja fuerte y los usa para fines privados, está cometiendo un crimen que mina la confianza de la sociedad en la función pública», dijo Sabán al justificar la sentencia.
En el «caso Talansky», Olmert fue condenado por aceptar cientos de miles de shekels en sobres llenos de dinero en efectivo del empresario estadounidense Moshé Talansky.
Olmert no declaró este dinero y presentó informes falsos al supervisor del Estado.
En julio de 2012, el Tribunal de Distrito de Jerusalén absolvió a Olmert de estos cargos, pero fue declarado culpable de abuso de confianza en otro caso.
La absolución se basó en las dudas con respecto al uso que Olmert hizo de estos fondos.
Los jueces afirmaron que no se había demostrado que hubiera utilizado el dinero en beneficio privado y fue absuelto.
Sin embargo, la ex jefa de la oficina de Olmert, Shula Zaken incriminó a Olmert a través de unas grabaciones secretas que llevó a cabo y que demostraban que había usado el dinero para fines privados.
Zaken se convirtió en testigo de Estado a cambio de una rebaja de su pena por su implicación en los asuntos del ex dirigente.
Esto llevó a la reapertura del caso y la reversión de la sentencia original.
La fiscalía y los jueces criticaron a Olmert duramente por haber mentido.
«Su cinismo hizo temblar el techo», afirmó el fiscal, y subrayó que Olmert no expresó «ningún remordimiento ni cooperación con las autoridades y mintió a la policía y a los tribunales».
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