La Unión Europea (UE) anunció la imposición de sanciones económicas a 17 prominentes figuras del Ejecutivo y el poder judicial de Irán por su implicación en graves violaciones de los Derechos Humanos. Ya son un total de 78 los dirigentes de las autoridades iraníes cuyos fondos fueron congelados o tienen prohibido viajar a la UE por estas causas.

«Deploramos el continuo incremento de las ejecuciones y la extensión de la represión contra los ciudadanos iraníes, defensores de los derechos fundamentales, periodistas y opositores incluidos», subrayó la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, tras finalizar la reunión con los ministros de Exteriores europeos.

El ministro de Información y Comunicación de Irán, Reza Taquipur, y el director de la cadena de retransmisión estatal iraní IRIB, Ezzatolá Zarghami, son los más altos cargos incluidos en esta nueva terna de sanciones.

Fuentes diplomáticas de la UE resaltaron que Taqipur es «uno de los más importantes políticos del Gobierno responsable de la censura y el control de Internet» y reprocharon el papel de IRIB en la emisión de «confesiones forzadas y juicios». «Las actividades cibernéticas y los blogueros sufrieron una fuerte persecución durante el último par de meses», añadió un diplomático europeo.

En esta misma línea, la UE también pactó prohibir la exportación de equipamiento a Irán que pueda ser susceptible de interferir o controlar telecomunicaciones.

Asimismo, el director del poder judicial iraní, Sadeq Larijani, hermano del presidente del Parlamento, Ali Larijani, también es objeto de las sanciones por aprobar sentencias de muerte con métodos como la lapidación, azotes, amputaciones y derramamiento de ácido en ojos de reclusos. La UE incluyó en la lista a un juez, a varios fiscales y a otros dirigentes del Ejecutivo iraní de menor rango, como el viceministro del Interior de Asuntos Políticos, Snid Mortazavi, por coartar la libertad de prensa.

El cerco a las más altas esferas de poder también se estrecharon sobre el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, en concreto sobre dos de sus más acérrimos acólitos: su delegado en las Guardias Revolucionarias, Alí Saeedi, y el «número dos» de su gabinete y jefe de seguridad, Alí Mirhejazi, que, supuestamente, es el responsable directo de la represión de la ola de manifestaciones opositoras de 2009.