En un verdadero desafío a la junta militar, el presidente de Egipto, Mohamed Mursi, ordenó el restablecimiento del Parlamento disuelto por los generales el mes pasado. La decisión se convierte en el primer enfrentamiento directo con el consejo militar desde que por primera vez un civil fuera investido como jefe del Estado hace una semana.
La junta militar mantuvo una reunión de urgencia para analizar la decisión de Muri, mientras que el presidente del Parlamento señaló que la Cámara podría volver a reunirse hoy.
El decreto aprobado por Mursi establece la celebración de elecciones legislativas 60 días después de que se apruebe la nueva Constitución.
Egipto se encuentra actualmente sin Carta Magna, y utiliza como marco legal una declaración constitucional aprobada un mes después de la caída de Hosni Mubarak, que fue modificada desde entonces en varias ocasiones.
La ambigüedad y excepcionalidad de esta situación provocó que ni juristas ni analistas ni observadores se pongan de acuerdo en cuáles son las funciones del actual presidente, y que la transición egipcia vaya avanzando a golpe de fallo judicial. A esta confusión se suma que, a pesar de que la junta militar traspasó teóricamente el poder Ejecutivo a Mursi, aún mantiene ciertas prerrogativas de la presidencia, produciendo una suerte de bicefalia del poder.
Mientras tanto, el presidente norteamericano, Barack Obama, invitó formalmente a Mursi, a visitar Estados Unidos el próximo mes de septiembre, según reveló el portavoz del Ejecutivo egipcio, Yasir Alí.
«El presidente Obama remitió una invitación al presidente Mursi a visitar Estados Unidos cuando participe en la Asamblea General de la ONU en septiembre», indicó Alí tras la reunión que mantuvo el subsecretario de Estado norteamericano, William Burns, con el propio Mursi.
Sin embargo, Burns no mencionó nada al respecto a en la rueda de prensa celebrada tras el encuentro y antes de que Alí realizara estas declaraciones.
Esta invitación es un gesto más de acercamiento de la Administración estadounidense a los nuevos gobernantes de Egipto, un viraje que llevó a Washington de apoyar incondicionalmente al régimen de Mubarak a entenderse con los Hermanos Musulmanes.
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