La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, instó al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, la junta militar que gobierna desde febrero del año pasado, a que retorne a sus cometidos con la seguridad nacional, en un claro mensaje de apoyo al nuevo presidente de Egipto, Mohamed Mursi, con quien se reunió en El Cairo, en la primera cita de alto nivel con Estados Unidos.
En un encuentro que duró 90 minutos, Clinton quizo propulsar la transición egipcia, emplazando a la junta militar, que aprovechó el vacío de poder dejado por Hosni Mubarak tras su caída para hacerse con el control de facto del país, a que se retire y deje a Mursi plena libertad para acometer su cargo.
Clinton permanecerá en Egipto un día más para reunirse con el líder del Consejo Supremo, el mariscal Husein Tantawi. En una rueda de prensa conjunta con su homólogo egipcio, Mohamed Kamel Amr, la secretaria de Estado norteamericana enfatizó en la importancia de que las partes, el Ejército y los Hermanos Musulmanes, completen la transición.
Clinton certificó el «fuerte apoyo» de Estados Unidos a este proceso hacia la democracia a pesar de las numerosas dudas que emergieron en los últimos meses a las que «sólo los egipcios pueden contestar», en palabras de la dirigente estadounidense.
«La democracia es dura. Requiere diálogo, compromisos y unas políticas reales. Estamos animados y queremos ser de ayuda, pero sabemos que no es una cuestión de Estados Unidos, sino del pueblo egipcio, quien debe decidir», argumentó Clinton. Por su parte, Mursi indicó que está «muy entusiasmado y feliz con su visita».
No obstante, reafirmó el reconocimiento del Gobierno de Obama a Mursi como mandatario egipcio, a quien le garantizó que Estados Unidos ayudará económicamente. En concreto, el reimpulso de la actividad económica y el alivio de la deuda egipcia serán las dos áreas principales donde Washington contribuirá, según manifestó Obama, hace unos meses, cuando la transición enfilaba su última fase de elecciones.
De hecho, el Gobierno norteamericano enviará en septiembre una delegación conformada por empresarios a Egipto para explorar las posibles oportunidades de inversión y de colaboración. «Queremos ser un buen socio y queremos apoyar la democracia que se conseguió mediante la perseverancia y el sacrificio del pueblo egipcio», subrayó Clinton.
Por otro lado, la canciller norteamericana también transmitió su deseo de que Egipto mantenga las buenas relaciones diplomáticas con Israel de «los últimos 30 años, que permitió que una generación de egipcios crezcan sin conocer la guerra». Jerusalén mostró su inquietud debido al ascenso de los Hermanos Musulmanes y su amplio control de las instituciones. En este sentido, el titular de Exteriores egipcio no dejó lugar a dudas y ratificó la vigencia del tratado de paz suscrito por Israel y Egipto.
Además de la cuestión israelí y palestina, Clinton encomendó a Mursi a que Egipto vuelva a jugar un papel clave en el tablero africano, en el que el presidente se estrenará esta semana en una cumbre que se celebra en Addis Abeba, Etiopía, según informaron medios egipcios.
Clinton sostuvo que «Mursi dejó claro que entiende que el éxito de su presidencia y de la transición de Egipto depende de la construcción de un consenso del espectro político egipcio, de la redacción de una nueva Constitución, de proteger la sociedad civil».
Por último, la secretaria de Estado norteamericana abordó asuntos de índole social. Sobre la trata a las mujeres, una de las cuestiones que más preocupa a Clinton, señaló que «la democracia en Egipto sólo fructificará y las aspiraciones de la revolución sólo serán alcanzadas si los derechos de todos los egipcios son respetados, incluidos los de las minorías religiosas y los de las mujeres».
En especial, Clinton insistió en que los derechos de las mujeres «sean protegidos y respetados en la nueva Constitución y en el nuevo orden democrático».
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