Ben Zygier, el ex agente australiano-israelí del Mossad, más conocido como el «Prisionero X», filtraba información confidencial a la organización terrorista libanesa Hezbolá antes de su muerte.
Según reveló el semanario alemán «Der Spiegel», Zygier, que fue hallado muerto en 2010 en una cárcel de máxima seguridad en Tel Aviv, informó a Hezbolá sobre libaneses que espiaban para Israel.
La revista reveló que el arresto de Ziad al-Homsi y Mustafa Ali Awadeh, ambos de nacionalidad libanesa, en mayo de 2009, acusados de espiar para el Mossad, fue consecuencia directa de la fuga de información protagonizada por Zygier.
El periodista australiano, Trevor Bormann, dio a conocer a mediados de febrero la identidad del «Prisionero X», que fue encontrado ahorcado en en una celda de alta seguridad.
Durante dos años, una orden de secreto de sumario impedía que los medios israelíes informaran sobre el «Prisionero X». Sin embargo, dos días después de la divulgación de la noticia, Israel levantó parcialmente la orden y se vio obligado a confirmar que Zygier había sido encarcelado con una falsa identidad por cuestiones de seguridad.
Nacido en Melbourne, en el sur de Australia, el entonces agente de 34 años, con doble nacionalidad israelí y australiana, trabajó para el Mossad desde 2003.
Zygier era uno de los 26 sospechosos del asesinato del terrorista de Hamás, Mahmud al-Mabhuh, en enero de 2010, en Dubái. Además, se sospecha que proporcionó a oficiales de Dubái nombres, imágenes y detalles precisos, a cambio de protección.
Mientras tanto, Australia aún espera que el Gobierno de Jerusalén dé una explicación sobre la detención, encarcelamiento y suicidio de Zygier, según indicó el ministro australiano de Exteriores, Bob Carr.
El jefe de la diplomacia del país oceánico comentó tras reunirse en Washington con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, que su ministerio instó a Israel a que le proporcione «toda la información relevante a las preocupaciones de Australia y lo seguirá haciendo».
«Australia tiene un interés claro y un punto de vista distinto», agregó Carr al recordar que el Gobierno de Camberra objetó en el pasado «el uso de pasaportes australianos por parte de ciudadanos con doble nacionalidad o ciudadanía que trabajen para agencias de inteligencias extranjeras», afirmó.
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