La familia del palestino Salam Zaghal (21), que mató al israelí Eviatar Borowski, residente del asentamiento de Itzhar en Cisjordania y padre de cinco hijos, atribuyó el crimen al «destino» y reconocido el «orgullo» que siente por lo ocurrido.

El ataque supuso la primera muerte de un israelí a manos de palestinos en Cisjordania desde marzo de 2011.

El hermano de Salam, Ali, leyó un mensaje que recibió la mañana del pasado martes: «Perdóname, hermano». Poco después, Zaghal apuñaló y mató a Borowski antes de recibir un disparo de soldados de la guardia de frontera israelí y ser detenido.

«Fue el destino y lo asumimos con orgullo», declaró Assad, padre del asesino, sentado junto a su familia. «Lo que hizo es un deber para todos los palestinos que viven bajo la agresión del Ejército israelí y los habitantes de los asentamientos», agregó.

La familia negó que el crimen se deba a un intento de Salam por limpiar el apellido Zaghal, algo que alegaron fuentes de los servicios de seguridad de Israel, quienes recordaron que otro de los hermanos, Abdulfatá, fue condenado a diez años de cárcel por espiar contra el Estado hebreo.

Pese a la pena dictada, las autoridades israelíes le concedieron la libertad bajo fianza. «Estuve un año preso. Dijeron que estaba informando, pero es completamente falso y no tienen pruebas», afirmó Abdulfatá Zaghal.

El propio Salam también pasó un tiempo en la cárcel. En su caso, las autoridades le acusaron de colocar explosivos en una barrera levantada por Israel cerca de su vivienda y de intentar arrebatarle el arma a un soldado, informaron los servicios de seguridad hebreos.

«Le permitieron salir de una prisión pero, ¿para qué? Esto es una prisión al aire libre», dijo Ali, que comentó que Salam no tenía trabajo y hablaba cada vez más del sufrimiento de los palestinos detenidos en cárceles israelíes.

Según datos del servicio de seguridad interno de Israel, el Shin Beit, en 2012 no se registró ninguna muerte por atentado terrorista de ningún israelí en Cisjordania, mientras que en 2011 perdieron la vida siete personas.

En marzo de 2011, dos padres y tres de sus hijos pequeños fueron asesinados en su propia casa en el asentamiento de Itamar.

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