El secretario general de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, rechazó la intervención militar de Occidente en el conflicto sirio y apoyó su rol político, pero advirtió que para la OTAN existe una «línea roja»: la seguridad de su aliado, Turquía.
«Creo que todo el mundo se da cuenta de que cualquier intervención militar extranjera podría tener repercusiones regionales impredecibles», consideró Rasmussen a la cadena CBS tras una reunión en la Casa Blanca con el presidente estadounidense, Barack Obama.
«Y esta es la razón por la que es tan importante centrarse en la búsqueda de una solución política», insistió.
La guerra civil en Siria fue uno de los temas fundamentales que trataron Rasmussen y Obama durante su encuentro, según explicó el secretario general de la OTAN en otra entrevista posterior concedida a la cadena CNN.
Rasmussen se refirió también a las últimas actuaciones de Rusia al respecto, quien supuestamente podría haber enviado baterías de misiles antiaéreos S-300 al régimen de Bashar al-Assad, un armamento que podría ser un medio de disuasión a favor del presidente sirio para una futura zona de exclusión aérea en ese país.
«Insto a todas las partes a abstenerse de medidas que podrían ser posibles obstáculos a la búsqueda de una solución política», afirmó Rasmussen.
A su vez, los Gobiernos de EE.UU y Alemania instaron a Moscú a no poner en peligro la conferencia sobre Siria que prevé celebrarse en junio en Ginebra, al insistir en que el suministro de armas por parte de Rusia al régimen sirio «no ayuda» a los esfuerzos para solucionar el conflicto.
Sin embargo, Rasmussen agregó que existe una «línea roja» para la OTAN respecto al conflicto sirio, y esa no es otra que Turquía.
«En lo que se refiere a la OTAN tenemos una línea roja y es la defensa de nuestro aliado, Turquía», subrayó.
«Esta es la razón por la cual desplegamos misiles Patriot en Turquía para garantizar la protección preventiva efectiva de la población turca y el territorio de cualquier ataque, incluyendo, por supuesto, un ataque químico potencial», añadió.
El número de sirios que huyeron de su país y se refugiaron en las naciones vecinas superó ya la cifra de 1,6 millones, alertó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Desde que comenzó la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, dejó un saldo de más de 80.000 muertos, según datos de la ONU.
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