La Casa Blanca anunció que el presidente de EE.UU, Barack Obama, tomó la decisión de entregar ayuda militar a los rebeldes sirios. El entorno del mandatario no quiso desvelar ningún detalle sobre el armamento que Washington pondrá al alcance de quienes combaten contra el régimen de Assad. Pero sí advirtió que la asistencia sería «distinta en cuanto a alcance» a la que EE.UU ofreció hasta ahora a los líderes de la oposición.
La decisión no fue anunciada por Obama sino por su viceconsejero de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, que confirmó que EE.UU y sus aliados europeos llegaron a la conclusión de que el régimen sirio utilizó armas químicas en varios ataques en los últimos meses.
El presidente anunció en abril que sus servicios de espionaje tenían indicios de que Assad usó gas sarín y prometió investigar a fondo lo ocurrido antes de tomar una decisión. Su portavoz desveló que EE.UU detectó nuevos ataques químicos que se cobraron la vida de entre 100 y 150 personas.
«Aunque la letalidad de los ataques representan sólo una pequeña parte de la pérdida catastrófica de vida en Siria, que ahora asciende a más de 90.000 víctimas, el uso de armas químicas viola las normas internacionales y cruza líneas rojas claras que existen en la comunidad internacional durante décadas», añadió Rhodes.
Obama definió hace unos meses el uso de armas químicas como una línea roja que podría llevarle a reforzar la presencia estadounidense en la guerra civil siria.
El líder norteamericano no está dispuesto a lanzar una intervención militar terrestre al estilo de la que propició la invasión de Irak. Pero los altos mandos del Ejército apuestan desde hace meses por armar a la oposición siria para acelerar el final de la guerra.
Hasta ahora Obama se resistió a entregar armamento letal a los rebeldes. Una reticencia que no compartían ni Hillary Clinton ni los responsables de la CIA y el Pentágono ni sus jefes de Estado Mayor. El reciente anuncio de la Casa Blanca indica que el presidente accedió a las peticiones de la oposición siria y de aliados árabes como Qatar o Jordania, que preferian más premura en la decisión.
«EE.UU dará apoyo directo al Consejo Militar Supremo y eso incluye apoyo militar», confirmó Rhodes. «No puedo detallar todos los tipos de apoyo por varios motivos. Pero es evidente que tendrá un alcance mayor de lo que dimos hasta ahora», afirmó.
El portavoz del presidente explicó que la decisión tenía que ver con el uso de armas químicas pero también con los últimos episodios del conflicto.
«La implicación de Irán y Hezbolá añadió urgencia al asunto», indicó Rhodes, y recordó que la necesidad de que los rebeldes sirios aislaran a sus elementos islamistas más radicales, cuya presencia en las filas de los insurgentes es el gran argumento de quienes se oponen a una intervención.
La Casa Blanca informó que por ahora no había planes de establecer una zona de exclusión aérea como la que propició la caída del régimen libio. «Aún creemos que lo mejor que podemos hacer es fortalecer a la oposición», explicó Rhodes. «Una zona de exclusión aérea supone un coste incierto para EE.UU y para la comunidad internacional. Crearía más problemas en Siria de los que creó en Libia y no garantizaría una mejora de la situación», aseveró.
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