El exprimer ministro israelí, Ehud Olmert, culpó a la extrema derecha estadounidense del fracaso del plan de paz que propuso en 2008 y que incluía la constitución de dos Estados independientes, uno israelí y otro palestino, en base a las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967.
El plan no salió adelante porque, según afirmó Olmert, «tuvo que luchar contra poderes superiores, incluidos millones y millones de dólares transferidos desde Estados Unidos por figuras de la extrema derecha y que querían derrocarme como primer ministro de Israel. No hay ninguna duda de ello», sentenció.
Olmert se vio obligado a dimitir en septiembre de 2008 debido a acusaciones de corrupción.
En una entrevista concedida a la cadena norteamericana CNN, Olmert desmintió que fuera la oposición política israelí la que echara por tierra sus esfuerzos diplomáticos para modelar un plan de paz plausible. «Creo que en Israel la mayoría de los ciudadanos habrían apoyado mi plan», afirmó.
El exprimer ministro y exalcalde de Jerusalén también confesó que dicho plan fue «unas de las decisiones más difíciles de mi vida. Proponer una división de Jerusalén fue tremendamente terrible», enfatizó. «Lo hice porque llegué a la conclusión de que sin ello no habrá paz». No obstante, en las informaciones publicadas entonces correspondientes al diario «Haaretz», no se convenía que Jerusalén fuera a ser dividida, ni capital de un teórico Estado palestino independiente.
En el plan propuesto por Olmert, Israel se anexionaría el 6,3% de los territorios de Cisjordania y se evacuaría los asentamientos en el Valle del Jordán, al este de la región de Hebrón, pero no cedería el control de Jerusalén, ni desalojaría la mayor parte de los asentamientos construidos en lo largo de las fronteras previas a 1967. A cambio, según el otrora primer ministro, transferiría el 5,8% del territorio bajo poder israelí de Cisjordania a los palestinos y establecería un pasaje de seguridad también bajo control de Israel pero sin su presencia física en él entre la Franja de Gaza y Cisjordania.
Olmert instó implícitamente al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, a «ser responsable de su liderazgo» y acometer el plan que trazó hace cuatro años. «Hay tiempo, pero se está acabando», dijo Olmert, en referencia a un acuerdo en el que se estipule la constitución de dos países independientes. «El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, nunca llegó a rechazar el plan, así que, ¿por qué no se reintroduce de nuevo este plan y se plantea este reto a los palestinos?», insistió Olmert.
Sin embargo, se mostró pesimista sobre su implementación. «Los hechos es que no negociamos con los palestinos y la realidad es que no hemos propuesto nada», lamentó Olmert. «Rezo por que Netanyahu lo implante, pero dudo que lo haga», añadió.
«La paz es importante para Israel. Queremos paz, necesitamos paz, queremos separarnos de los palestinos, no queremos controlar la vida de los palestinos, les queremos en un Estado separado», aseveró.
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