En su intervención en la conferencia anual del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) que tuvo lugar en Tel Aviv, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, abordó las cuestiones más importantes de la agenda israelí, en lo que respecta a las amenazas de seguridad nacional.
El mandatario se refirió al programa nuclear iraní, la amenaza de misiles y la amenaza de infiltrados extranjeros; como así también la reciente decisión de Turquía de condenar a ex altos oficiales del Ejército de la muerte de nueve activistas en el Mavi Marmara.
Netanyahu aseguró que cuando se trata del ciberespacio, el tamaño de un país no es significativo. Pero hay, dijo, una gran importancia para un país «con fuerza científica, como con la que Israel es bendecido».
Sin mencionar el tema de cibernética en conexión directa con el virus «Flame», que ha estado atacando las computadoras iraníes; Netanyahu dijo que como uno de los países más informatizados del mundo, Israel es también uno de los más vulnerables a los ataques cibernéticos, y por esa razón invirte enormemente en presupuestos y recursos humanos para el desarrollo de sus capacidades cibernéticas.
En cuanto a Irán, Netanyahu expresó su decepción tras las actuales conversaciones entre Teherán y las potencias del mundo conocido como el grupo 5+1.
«Después de unas cuantas rondas de conversaciones, siento tener que decir que las demandas a Irán no son suficientes. Yo esperaba que el grupo 5+1 exigiera a Irán que detenga el enriquecimiento de uranio; en vez de eso, están reduciendo sus demandas», dijo en referencia a la última ronda de conversaciones en Bagdad, donde sólo se exigió el enriquecimiento al 20%.
«No sólo tienen que apretar las sanciones contra Irán, también es necesario endurecer las exigencias y ver su aplicación», enfatizó Netanyahu. «Irán podría detener el enriquecimiento de forma temporal a 20%, pero la prueba será ver si están de acuerdo en hacerlo».
En cuanto al proceso diplomático con los palestinos, Netanyahu hizo hincapié en su importancia, ante todo, para evitar un estado bi-nacional y fortalecer el futuro de Israel como Estado judío y democrático.
«No queremos gobernar a los palestinos, y no queremos a los palestinos como ciudadanos del Estado de Israel», dijo, y agregó que por eso declaró en tres ocasiones su apoyo a la paz «entre dos Estados nacionales, un Estado palestino desmilitarizado que reconozca a un Estado judío».
Netanyahu dijo que el gobierno de coalición se ha unido con Kadima reflejando un amplio consenso para una solución para dos Estados con garantías de seguridad férreas, y pidió a la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abbás que «no pierda esta oportunidad única».
En su discurso de casi 30 minutos, Netanyahu también tocó el tema de los inmigrantes ilegales procedentes de África, diciendo que el problema tenía que ser tratado tanto por detener la avalancha de inmigrantes, como por extraditar a los que están aquí ilegalmente.
Netanyahu enfatizó que si bien la extradición es un proceso largo y arduo, Israel está decidido a llevarlo a cabo, comenzando por regresar a su patria al grupo relativamente pequeño de inmigrantes procedentes de Sudán del Sur, y luego a otras nacionalidades.
Al mismo tiempo, Netanyahu pidió a las figuras públicas y el público en general a demostrar moderación y responsabilidad. «Somos un pueblo con sensibilidad y debemos actuar como tal», declaró.
Ya finalizando, el primer ministro dijo que quería enviar un «muy claro mensaje a los soldados del Ejército y a los funcionarios acusados y condenados por jueces turcos a 18.000 años de prisión, que «el Estado de Israel estará siempre a su lado, en todas partes y en todo lugar. Ustedes nos defienden, y este país los defiende de a ustedes. Esa es un pacto inquebrantable».
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