Un jardinero encontró graffitis alabando al profeta Mahoma en la paredes de la sinagoga del moshav Maor, en el Valle de Hefer, al norte de Tel Aviv, e inmediatamente avisó al encargado de seguridad del lugar.
La policía y el Shin Bet iniciaron una investigación.
El encargado de seguridad informó a medios israelíes que el jardinero no reconoció a los árabes que consumaron el hecho y pensó que apenas se trataba de una travesura de adolescentes locales.
Fue sólo cuando los miembros del moshav llegaron a la sinagoga para el rezo de la tarde que las consignas fueron reconocidas como una afrenta árabe. Luego avisaron a la policía.
El moshav Maor, el cual fue escenario de varios atentados terroristas en el pasado, mantiene muy buenas relaciones con sus vecinos árabes.
Ilan Sadé, presidente del Consejo Regional Menashé, en el cual se encuentra el moshav Maor, denunció el vandalismo y unió sus fuerzas a las policiales con el fin de encontrar a los responsables.
«El consejo regional es hogar de judíos y árabes, laicos y religiosos. Valoramos el respeto mutuo y la convivencia y nos aseguraremos de que continúe», afirmó Sadé.
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