El ex juez del Tribunal Supremo de Israel, Eliyahu Winograd, arremetió contra un posible ataque a Irán y acusó al primer ministro, Binyamín Netanyahu, y al titular de Defensa, Ehud Barak, de desoír los consejos de los altos mandos.
«Todos los jefes y ex jefes del Ejército, del Shin Bet y del Mossad están diciendo no a un ataque», dijo Winograd, quien presidió la comisión nacional que investigó los errores de Israel en la Segunda Guerra del Líbano en 2006, en declaraciones a la radio militar, «Galei Tzáhal», al sumarse a una larga lista de altos mandos y políticos que advierten de las nefastas consecuencias que podría tener para Israel una operación contra las instalaciones nucleraes de Irán».
Con esas recomendaciones, se preguntó el juez retirado: «¿Sólo Barak y Netanyahu van a decidir? ¿Por qué?».
Winograd, que instó a ambos políticos a buscar «otras soluciones», está convencido de que si Israel decide bombardear sus instalaciones nucleares «los iraníes responderán con un aluvión de cohetes».
«No será un ataque esporádico y a ellos les podrían seguir sus aliados en la región", recordó en alusión a Hezbolá y Hamás.
«Es una realidad a la que nunca nos hemos enfrentado», añadió el ex juez, para quien la represalia de Irán «puede poner en peligro el futuro del país».
Winograd recordó que una de sus principales conclusiones sobre la guerra de 2006 fue la mala preparación de todos los organismos públicos y de seguridad, y la negligente coordinación entre ellos antes de salir a una operación militar de esa envergadura.
La Segunda Guerra del Líbano tuvo lugar entre julio y agosto de 2006 a raíz del secuestro de dos soldados israelíes por Hezbolá.
En los 34 días de incesantes bombardeos a ambos lados de la frontera murieron más de 1.200 libaneses y 160 israelíes.
En Israel se abrió un duro debate sobre la capacidad del entonces primer ministro, Ehud Olmert, y de su titular de Defensa, Amir Peretz, para dirigir la contienda, y reveló severos fallos en el proceso de asesoramiento antes de tomar la decisión de salir a la guerra.
En ese sentido, Winograd opinó que no está seguro de que los actuales líderes hayan aprendido las lecciones del pasado o leído sus recomendaciones y se preguntó si están teniendo en cuenta que un ataque a Irán causaría una grave crisis en las relaciones con EE.UU y el presidente Obama.
EE.UU se opone a un ataque en estos momentos en la creencia de que las sanciones internacionales aplicadas a Teherán merecen más tiempo, y porque sus servicios secretos opinan que Irán aún no ha tomado la decisión estratégica de construir armas nucleares.
Netanyau y Barak abogan por lanzar el ataque antes de que eso ocurra, si bien se encuentran con una fuerte oposición no sólo en la comunidad internacional sino también local.
En los últimos meses han sido más de una decenas los altos mandos en funciones y retirados del Ejército, el Shin Bet y el Mossad que han expresado sus reservas a una operación militar sin el apoyo de Washington.
También lo han hecho el presidente de Israel, Shimón Peres, destacados ex funcionarios y un grupo de unos 400 académicos e intelectuales que pidieron públicamente a los pilotos de la Fuerza Aérea desobedecer órdenes.
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