Ante el empuje que está teniendo en Israel y Cisjordania el vandalismo y las agresiones contra palestinos, cristianos, activistas de izquierdas e incluso el propio ejército israelí por parte de miembros de la extrema derecha judía, la policía israelí creará una nueva unidad para medirse con estos actos definidos por el Gobierno como «terroristas».
El ministro de Seguridad Interior israelí, Itzjak Aharonovitch anunció la creación de esta unidad que se coordinará con otros sectores de la policía y el ejército, aunque también se espera que la sociedad israelí se comprometa para evitar este tipo de incidentes.
«No podemos aceptar y asumir más esta situación. Debemos llevar a los culpables ante la justicia y mostrar tolerancia cero ante el terrorismo, los ataques a instituciones religiosas y otros actos vandálicos», comentó Aharonovitch durante una rueda de prensa.
La violencia ultraderechista motivada por el odio religioso y racial preocupa en demasía a la policía y al ejército israelí, que muchas veces son también objetivo de ataques, en lo que la prensa local califica de «terrorismo judío». Los ataques al ejército están motivados en su mayoría por los desahucios y expropiaciones que a veces se llevan a cabo para levantar asentamientos ilegales.
La mayoría de los vándalos pertenecen a la extrema derecha israelí y muchos están también asociados con el movimiento de los habitantes de los asentamientos en Cisjordania. Esos ataques, que comenzaron con pintadas y graffitis, fueron aumentando en violencia desde hace un par de años, hasta el punto de llegar a agresiones físicas y amenazas de muerte.
Uno de los últimos episodios de lo que en Israel se denomina como «Etiqueta de Precio», que vienen a ser los actos vandálicos realizados por los ultranacionalistas, fue una paliza a un joven palestino en Jerusalén cuando acompañaba a una chica israelí a la salida de un bar. Los jóvenes que asaltaron al palestino, que acabó con un pie roto, fueron detenidos el pasado domingo.
Este ataque es el segundo en menos de un mes. El mes pasado, un grupo de nueve adolescentes judíos propinaron una paliza a otro menor árabe en pleno centro de Jerusalén. El adolescente sufrió una parada cardíaca debido a la golpiza y tuvo que ser rescatado por un grupo de paramédicos.
A esos hechos se le debe agregar los actos vandálicos llevados a cabo en el Monasterio de Latrún, próximo a Jerusalén.
A pesar de que las autoridades israelíes condenaron estos ataques, que incluyen también pintadas de odio en iglesias, mezquitas quemadas y amenazas de muerte a miembros de ONG y activistas de izquierdas, de los 170 ataques que se produjeron en dos años, sólo se formularon cargos en 23 de los casos.
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