Judíos extremistas profanaron el convento de San Francisco, ubicado en el Monte Sión, en la ciudad antigua de Jerusalén, con grafitis en hebreo e insultos religiosos tratando a Jesús de «hijo de p...», según informaron fuentes oficiales y la Custodia franciscana de Tierra Santa en su página de internet.
El ataque fue duramente condenado por el presidente israelí, Shimón Peres, quien afirmó en un comunicado que «las acciones de «Etiqueta de Precio» son contrarias a la religión judía, que causan un gran daño a Israel y que los lugares sagrados no pueden verse perjudicados».
Los vándalos escribieron en la entrada del monasterio de San Francisco la frase «Etiqueta de Precio» en hebreo, expresión con la que suelen firmar los colonos judíos radicales dichos actos de vandalismo para protestar contra el desplazamiento de asentamientos instaurados en Cisjordania.
Los objetivos del grupo son mezquitas y, en menor medida, iglesias cristianas para evitar así cualquier intrusión religiosa no judía en su territorio. Éste fue el segundo ataque contra un edificio cristiano en menos de un mes.
A inicios de septiembre, los terroristas de «Etiqueta de Precio» incendiaron las puertas del Monasterio de Latrún, en las cercanías de Jerusalén, como represalia por el desalojo de familias del barrio de Ulpana en el asentamiento de Beit El, en Cisjordania.
Varios líderes israelíes condenaron los ataques y prometieron castigar a los responsables.
El portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld, indicó que el grafiti ya fue borrado e informó que varias personas fueron acusadas en relación con estos incidentes, pero no facilitó más detalles.
La política de «Etiqueta de Precio» consiste en atacar objetivos palestinos y árabes, si bien también puede dirigirse contra las fuerzas armadas de Israel o israelíes de izquierda.
El convento de San Francisco, un importante lugar para los cristianos, se halla cerca del Cenáculo, donde, según el Nuevo Testamento, tuvo lugar la última cena de Cristo con sus discípulos.
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