Recientes encuestras publicadas en Israel coinciden en que la mayoría de los ciudadanos hebreos se sentirían más seguros si Mitt Romney ganara las elecciones de Estados Unidos la semana próxima, al sentir que tienen a un amigo incondicional en la Casa Blanca.
Pero cualquier cambio posiblemente será una cuestión de estilo en lugar de sustancia, dicen analistas, puesto que se espera que una eventual administración republicana siga el camino ya establecido por Obama cuando se trata de Irán y la situación de los palestinos.
Israel y Estados Unidos son aliados que están demasiado unidos por desafíos fundamentales como para que se produzcan cambios importantes en su relación.
«Existe bastante continuidad en política exterior», dijo Zalman Shoval, ex embajador israelí en Estados Unidos y miembro del partido Likud, actualmente en el poder. «Las cosas no cambian de la noche a la mañana si un nuevo presidente asume el poder», declaró.
Obama nunca mantuvo buenas relaciones con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu.
El mandatario estadounidense fue acusado de tratar de intimidar a Israel para que haga concesiones a los palestinos, particularmente en sus esfuerzos por detener la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, y de rehusarse a imponer límites definitivos a las ambiciones nucleares de Irán.
Aunque Obama también supervisó los lazos militares entre ambos aliados, los israelíes no olvidan lo que consideraron como desprecios, como el no haber hecho tiempo en su agenda para recibir a Netanyahu cuando viajó a Nueva York el mes pasado para emitir un discurso ante la ONU.
El presidente también fue criticado por no visitar Israel durante todo su mandato.
Un sondeo publicado esta semana por la Universidad de Tel Aviv mostró que los judíos israelíes prefieren a Romney sobre Obama por un margen casi tres veces mayor.
«Existe una clara distancia entre Netanyahu y la Casa Blanca, y la mayoría de los israelíes creen que Obama quería deliberadamente que esto ocurriera», dijo Ehud Yaari, experto en Oriente Medio del Canal 2 israelí.
«Pero no habría mucha diferencia entre Obama y Romney sobre el conflicto palestino o incluso en el tema iraní. El curso de la futura política estadounidense está básicamente definido», aseveró.
Romney ciertamente trató de destacar sus divergencias con Obama sobre la política de Oriente Medio, al acusar reiteradamente a su rival de lanzar a Israel «debajo de un autobús» y sugerir que adoptaría una postura más severa ante los poderosos clérigos que controlan Irán.
Pero en su debate sobre política exterior la semana pasada, ambos candidatos parecieron estar de acuerdo en general en una serie amplia de temas, y compitieron para mostrar su apoyo a Israel al dejar en claro que era, de lejos, su aliado más importante en la volátil región.
También adoptaron un enfoque similar respecto a Irán, al prometer evitar que Teherán obtenga armas nucleares sin mencionar las palabras «línea roja» ni comprometerse con usar la fuerza militar.
«Es esencial entender que nuestra misión sobre Irán es disuadir de que desarrolle un arma nuclear a través de medios pacíficos y diplomáticos», declaró Romney.
La retórica de Romney fue debidamente destacada en Israel, incluso generando dudas sobre si un Gobierno republicano - asediado por el legado de la invasión a Irak impulsada por el ex presidente George W. Bush - tendría el arrojo de iniciar un nuevo conflicto en Oriente Medio.
De acuerdo a esa teoría, si es probable que alguien envíe aviones de guerra ese es Obama, que tuvo éxito en convencer a Rusia y China para que respalden las sanciones contra Irán y es visto con menor sospecha que Romney en la comunidad internacional.
Dore Gold, presidente del Centro de Jerusalén para Asuntos Públicos y cercano asesor de Netanyahu, sugirió que la clase de misión militar a menudo considerada para Irán, centrada en el poder aéreo, desvanecería los fantasmas de la prolongada invasión a Irak.
«Nadie quiere otra guerra en Oriente Medio, pero hay una enorme diferencia entre un conflicto de relevancia en terreno con envío de tropas a una capital árabe y el espectro de las opciones que existen ahora. Algunas de ellas involucran sólo fuerzas aéreas y cooperación militar», manifestó.
Ya sea que existan o no diferencias sustanciales entre ambos candidatos en términos de la política sobre Oriente Medio, no puede haber dudas de que Netanyahu se sentiría más cómodo interactuando con el ex gobernador republicano.
En sus dos periodos como primer ministro, Netanyahu sólo mantuvo lazos con presidentes demócratas, primero con Bill Clinton y luego con Obama. A veces los medios lo citaron diciendo «yo hablo republicano» y sus relaciones con Obama son sumamente frías.
Algunos demócratas acusaron a Netanyahu de interferir en las elecciones de Estados Unidos tratando de obligar a Obama para que imponga límites a Irán.
Los palestinos, en tanto, esperan que si el líder demócrata es reelecto tome las riendas para revivir el moribundo proceso de paz y presione a Israel a fin de que realice concesiones al territorio.
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