El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, aseguró este que, pese a la decisión del Gobierno de acordar un alto el fuego con la organización terrorista Hamás, Jerusalén «terminará necesitando derrocar al régimen de Hamás en la Franja de Gaza».

Liberman valoró que el lanzamiento de una operación terrestre para ocupar el enclave costero palestino y derribar a «los terrorista del poder» necesitaría un periodo de tiempo superior a cuatro meses.

«Nuesta decisión es responsable y es la mejor que el Gobierno israelí debía haber tomado en estas circunstancias a pesar de la opinión pública. Israel cumplió con los objetivos de la misión: detener el lanzamiento de cohetes contra el sur, recuperar el poder de disuasión y destruir los arsenales de misiles Fajr-5», agregó.

«Hay momentos en que la contención es señal de fuerza y así lo interpretaron los líderes más importantes del mundo que nos apoyan», afirmó.

«La ocupación de Gaza y el derrocamiento de Hamás es un proceso que llevaría más de cuatro meses», dijo, antes de especificar que el lanzamiento de una operación terrestre por parte del Ejército contra Gaza implicaría la reocupación del enclave. Sin embargo, argumentó que tomar una decisión de este tipo a dos meses de las elecciones legislativas, sería un error.

Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, rechazó la posibilidad de que el Gobierno tuviera que considerar el hecho de que la opinión pública del país estuviera en contra del alto el fuego de cara a la toma de una decisión al respecto.

«No tenemos que escuchar al pueblo en estos asuntos. Es el Gobierno el que toma las decisiones», subrayó.

Barak mostró su confianza en que el alto el fuego sea «relativamente largo» y recalcó que «Hamás no logró realmente nada, ya que Israel tiene el control de todos los acuerdos con la organización terrorista».

Así, rechazó la idea de que el conflicto se saldó con una victoria para Hamás y dijo que los habitantes de Gaza, desinformados por sus dirigentes, celebraron «hechos imaginarios, como el derribo de un avión F-16 israelí y el impacto de cohetes en Tel Aviv».

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