Este sábado por la noche, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, encendió la octava y última vela de de la fiesta de Jánucá en la explanada junto al Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Netanyahu aprovechó la oportunidad para reaccionar al discurso pronunciado por el líder politico de Hamás, Khaled Mashal, que llegó a la Franja de Gaza para participar en el 25 aniversario de la organización terrorista, y durante el cual prometió recuperar toda Palestina desde el río Jordán hasta el Mediterráneo.
«En los últimos días, escuché que los palestinos dicen que el Muro Occidental del Templo de Jerusalén es territorio ocupado», señaló
«Quiero decirles desde este mismo lugar donde se produjo el milagro de la vasija de aceite: El Muro de los Lamentos nos pertenece desde hace 3.000 años, y él y el Estado de Israel serán nuestros para siempre».
El mandatario hebreo estuvo acompañado por el rabino del Muro de los Lamentos y los lugares santos de Israel, Shmuel Rabinovitch.
Un creciente número de activistas judios extremistas ven al Muro como relativamente insignificante en comparación con el Monte del Templo y, a largo plazo, aspiran a construir el Tercer Templo en la Explanada de las Mezquitas.
El activismo que insta al retorno de la adoración judía en el Monte del Templo se fortaleció mucho en los últimos años, aunque la gran mayoría de los rabinos de Israel se oponen a esta posición.
Dichos rabinos sostienen que el ascenso al Monte se encuentra fuera de la jurisdicción de los judios, según la Halajá (ley rabínica), debido a cuestiones de pureza.
No obstante, esa misma mayoría de rabinos cree que el Monte del Templo, en cualquier acuerdo, debe quedar bajo la soberanía de Israel.
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