El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y su esposa Sara, recibieron fuertes críticas al conocerse un gasto de 127.000 dólares para la instalación de una cama matrimonial en el avión para su viaje a Londres.

Un vuelo chárter para un viaje de cinco horas a Londres, que realizó el matrimonio Netanyahu para asistir al entierro de Margaret Thatcher, costó 300.000 dólares, informaron los medios israelíes. A eso hay que sumarle los 127.000 dólares de la cama.

«Parece que el Rey Bibi y la Reina Sara pueden hacer lo que quieran», publicó el periódico israelí, «Yediot Aharonot» subrayando que la cama se compró en medio de las protestas en varias ciudades del país contra el aumento de impuestos y otras medidas de austeridad.

«Carecen por completo de vergüenza», escribió el diario.

«A modo de comparación, el presidente hebreo, Shimón Peres, que cumplirá 90 años el próximo mes, pasó las 11 horas de su viaje a Corea del Sur sentado», destacó el Canal 10 de la televisión localí.

Tras publicarse la noticia, la oficina de Netanyahu respondió que el primer ministro voló de noche entre jornadas llenas de trabajo y merecía al menos dormir bien durante algunas horas.

Más tarde la oficina informó que el mandatario hebreo no tenía ni idea de cuánto había costado su vuelo y al saberlo inmediatamente ordenó que no se instalaran camas tan caras en aviones para viajes cortos.

El mismo argumento usó la oficina de Netanyahu en febrero de este año, cuando se desató otro escándalo al conocerse que el primer ministro había aprobado un presupuesto para gastar 2.700 dólares en su helado favorito. 

Las críticas en los medios añadieron más tensión a una sociedad golpeada por los recortes. El sábado los ciudadanos salieron a las calles de Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades para condenar la política de ajustes del Ejecutivo, que esta semana deberá aprobar un presupuesto que contempla una subida sustancial de impuestos y una disminución de las prestaciones públicas.

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