El Gobierno israelí aceptó la propuesta del ministro de Defensa, Moshé Yaalón, de declarar ilegal a la organización Tag Mejir (Etiqueta de Precio) integrada por judíos ultranacionalistas responsables de cometer actos de vandalismo a fin de avivar la violencia sectaria religiosa.
La medida determina que a los detenidos de dicho grupo se les podrá negar el acceso a los abogados durante los interrogatorios, una técnica similar a la que utilizan las fuerzas de seguridad israelíes en su lucha contra el terrorismo.
El anuncio se produce tras la detención de un israelí de 22 años, residente de Bnei Brak, una ciudad predominantemente judía ultraortodoxa cercana a Tel Aviv, por causar daños el año pasado en el monasterio cristiano de Latrún. Las puertas del monasterio, del siglo XIX, fueron quemadas y se pintaron graffitis en sus paredes, en las que se podía leer «Jesús es un mono».
El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, condenó duramente el hecho y aseguró que perseguiría los responsables ordenando a las fuerzas de seguridad a investigar, detener e interrogar a los responsables de forma más agresiva.
«La conducta de los vándalos de Tag Mejir es idéntica a la de los grupos terroristas modernos, que incluyen inspiración ideológica y acciones encubiertas», declarado Yaalón, citado por el diario «Haaretz».
«Su principal objetivo es impedir que el Gobierno legítimo de Israel lleve a cabo acciones, ya sean de Estado o legislativas, y sembrar el miedo entre los líderes de la nación en la toma de decisiones», añadió.
Los ultranacionalistas de Tag Mejir profanaron mezquitas, incendiaron coches y talaron árboles pertenecientes a palestinos, asegurando que pretenden que el Gobierno «pague» por considerarlo culpable de desmantelar asentamientos no autorizados en Cisjordania.
En algunas ocasiones, los ultranacionalistas atacaron también instalaciones del Ejército israelí, así como iglesias y poblaciones árabes del Estado hebreo.
«Es nuestro deber endurecer las penas contra esos malhechores porque su accionar tiene un potencial catastrófico», afirmó el ministro de Defensa.
«Debemos luchar en una guerra sin cuartel contra ellos, con el mínimo de tolerancia y los máximos medios», añadió.
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