El ministro de Finanzas israelí, Yair Lapid, afirmó que «la definición de Israel como Estado judío y democrático podría ser una contradicción irresoluble», argumentando que «la idea de democracia es más nueva que el judaísmo» y que «partes significativas de ambos se contradicen».
«El judaísmo es un conjunto de valores que existe desde hace miles de años, pero la idea democrática es relativamente nueva, y partes significativas de ella se contradicen con él , señaló Lapid en una conferencia en la Universidad de Tel Aviv.
«El significado de democracia es la igualdad ante la ley. ¿Cómo se puede decir en Israel que todo el mundo es igual ante la ley cuando ésta define el judaísmo como la base cultural, nacional y legal del Estado?», se preguntó.
En ese sentido, el titular de Finanzas apuntó que el Gobierno y la población «hacen ver que si un jugador de fútbol árabe tiene éxito en Israel, no existe ningún problema, pero el problema sí existe», agregó.
Lapid opinó que, en base a la historia del pueblo judío, los israelíes deberían ser «especialmente sensibles» a los problemas que enfrentan las minorías no judías.
«Tenemos la obligación moral que debemos pagar cada día, y no lo hacemos, de recordar lo que es ser una minoría, ser ignorados, sentirnos extraños en la tierra en la que nacimos», indicó.
Además, Lapid puntualizó que, pese a las tensiones existentes, «Israel tiene un propósito especial como democracia judía», por lo que afirmó que el Gobierno «haría bien en centrarse en los problemas solucionables de las minorías».
Así, detalló entre posibles soluciones el establecimiento y fortalecimiento de las fuerzas de seguridad para hacer frente al crimen, integrar a las mujeres en la fuerza de trabajo y mejorar la educación.
Lapid añadió que, a pesar de impopularidad con la que cuenta entre la población árabe, el servicio militar «permitiría incrementar los servicios en sus comunidades y los mismos beneficios para los que sirven en el Ejército».
El ministro consideró que el presupuesto de 4.000 millones de shekels (alrededor de 1.250 millones de dólares) destinados por el Gobierno para la población árabe hasta 2016 «no es suficiente».
«No lo es ni lo será, y no se solucionará el problema sin un presupuesto real que tome en cuenta la sincera integración de las minorías a la sociedad», advirtió.
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